Al menos 174 personas murieron y otras 300 resultaron heridas a raíz de los disturbios registrados en el estadio de Kanjuruhan, Indonesia, después de un partido de fútbol entre el Arema FC y el Persebaya Surabaya. Allí, la Policía reprimió por la invasión de campo de juego con el uso de gases lacrimógenos que ocasionaron una enorme estampida humana.
El inspector general jefe de la Policía de Java Oriental, Nico Afinta, señaló que las protestas estallaron después de la derrota del Arema FC contra su rival. En ese momento, los hinchas del equipo perdedor saltaron al campo de juego para increpar a los jugadores. En este sentido, afirmó que los guardias de seguridad tomaron medidas preventivas y de distracción para que "el caos no escalara", lo que incluyó el uso de gases lacrimógenos.
Después de este violento episodio, el presidente de Indonesia, Joko Widodo, dio la orden de suspender todos los partidos de la liga nacional hasta que no se aclare lo que ha descrito como una verdadera tragedia humanitaria. "Esto no se puede repetir en el futuro", remarcó el mandatario y le pidió “a las fuerzas de seguridad, y muy especialmente a la jefatura de Policía, que investiguen inmediatamente lo que ha ocurrido".
Por su parte, la Federación de Fútbol indonesia (PSSI) había señalado anteriormente que "lamenta las acciones de los fanáticos" y aseguró que se constituyó un equipo de investigación en la ciudad de Malang donde está el estadio.
Este incidente "está manchando la cara del fútbol indonesio", aseguró la PSSI que detuvo la competición de la Liga 1 2022/2023, por el momento, durante una semana, mientras que, el Arema FC "tiene prohibido ser anfitrión por el resto de la competición esta temporada".
Fuente: Télam.
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