Una familia santafesina pasó la Navidad en una casa alquilada en el barrio Funes, a las afueras de Rosario. Cuando tuvieron que volver para llevarse las últimas pertenencias, la madre le pidió a sus hijos si alguno la acompañaba, pero todos se negaron. Tras realizar el trámite, terminaron conociendo a Lionel Messi, y los jóvenes se la perdieron por no complacer a la mamá.
Graciela Molina y su pareja, "Tatín" son de la ciudad de Rosario y terminaron yendo solos a la casa que habían alquilado para devolver las llaves. Al regresar, decidieron pasar por el barrio privado Kentucky, ya que ahí viven algunos amigos. Pero tras la visita vivieron un momento inolvidable, del que sus hijos se arrepentirán toda la vida.
Un joven rosarino se negó a acompañar a su mamá al barrio de Funes para hacer un trámite, y ella terminó conociendo a Messi.
Pasearon por el country y, al pasar por la casa de Messi, vieron que la puerta se abría. El que estaba del otro lado era el capitán argentino, que despedía a unos invitados. Graciela le gritó “Lio, campeón”, y al acercarse los de seguridad, ellos dijeron que solo querían una foto y autógrafo. Al consultarle al dueño de casa, el ídolo dio el ok y así fue como terminaron entrando un minuto, que quedó inmortalizado en unas fotos.
Cuando salieron, mandaron las imágenes al chat familiar, y sus hijos se querían morir. Más tarde, uno de ellos contaría la historia desde su perspectiva. "Mi vieja hoy me pidió que la acompañe a Funes a hacer un trámite, no podía y terminó en la casa de Dios. El literal falté a la escuela y vino Messi", tuiteó junto con la captura de pantalla que documentaba el encuentro.
Sobre el autocastigo por haberse perdido esta oportunidad única, dijo: "¿Cuánto me arrepiento? Del 1 al 10… dos mil": "Ahora estoy haciendo los mandados más seguido, estoy sacando la basura, voy a pagar el alquiler, porque uno nunca sabe". "Yo le digo ahora 'vamos a hacer los mandados juntos, por las dudas'. Que paseemos por Miraflores, que esta Di María o por donde vive Angelito Correa", agregó.
Además, reconoce que de haber estado allí, se hubiese "shockeado y hubiese llorado, pero seguro le hubiera agradecido y nada, decirle que es el mejor de los tiempos". Por otro lado, bromeó: "Ya no consideró a mi mamá como un ser querido porque no me grabó, aunque sea, un videíto de saludo. No me trajo nada".
Su madre solo atinó a tomar las fotos y a grabar un corto video de siete segundos donde se ve que tenía activado el zoom. Es que, por los nervios del momento, al acercarse a la puerta se le cayó el celular y no sabía ni qué estaba filmando. Por suerte, las fotos salieron bien, y los chicos se quieren matar.
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