En la previa de los alegatos por el crimen de Fernando Báez Sosa, se supo que la policía secuestró los celulares de Blas Cinalli y Enzo Comelli, dos de los ocho imputados, porque administraban las redes de "Rugbiers Zárate" para generar una corriente de simpatía hacia su situación. Las cuentas, una de las cuales tenía más de cinco mil seguidores, ya fueron suspendidas.
Pese a que no contaban con ninguna publicación en su feed, tenían varias historias destacadas en las que replicaban comentarios y opiniones que los defendían.
A través de los posteos, escrachaban a Pablo Ventura, el joven de Zárate falsamente acusado por Máximo Thomsen, y acusaban a Fernando Báez Sosa de haber "iniciado la pelea" en el boliche Le Brique de Pinamar. También, compartían mensajes que decían: "Basta de condena social, de mentiras, de violencia y de odio", "Yo los banco a los chicos… todos merecemos una segunda oportunidad" y "No creo que con cadena perpetua aprendamos", entre otros.
Las cuentas de Instagram de los "Rugbiers Zárate" habían estado inactivas durante el último tiempo, pero con el proceso judicial volvieron a activarse. En los últimos días, en sus redes habían habilitado un canal de preguntas y respuestas con sus seguidores, que terminó con el secuestro de los celulares desde donde interactuaban.
Las autoridades penitenciarias informaron que el secuestro fue por el "uso indebido". Si bien los detenidos están autorizados a utilizar celulares, no para interactuar en redes sociales. Consultado por la prensa, el abogado defensor Hugo Tomei negó que haya existido el secuestro de los celulares.
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