Dolorosa resultó la eliminación de la selección Sub 20 de fútbol ante su par de Nigeria, anoche en San Juan, por toda la ilusión que había despertado entre la población que deseaba celebrar otro título mundial.
Aunque en lo estrictamente competitivo, jugadores y aficionados aceptaron el triunfo del rival, hubo un aspecto deportivo en que Nigeria dejó una muy mala sensación: sus jugadores se dedicaron a provocar y a cancherear con actitudes que no corresponden a un evento de esta magnitud.
Nada más acabado el partido, el arquero Aniagboso se dio vuelta y abrió los brazos en actitud desafiante, mirando a una tribuna donde solo había argentinos. Otros jugadores, en lugar de celebrar entre sí, también se centraron en los aficionados argentinos, lo que provocó que comenzaran a caer algunos proyectiles hacia la cancha.
Con el ambiente ya caldeado, un par de jugadores nigerianos que realizó un gesto tan innecesario como repudiable: cuando aparecieron frente a la cámara de la transmisión oficial, hicieron el gesto de cortar el cuello con sus dedos, dedicado a todos quienes veían el partido desde sus casas.
Lo único rescatable en toda esta situación fue la actitud con que los jugadores argentinos portaron una camiseta a la que desde el último Mundial, algunos intentan asociar con mal comportamiento. Lejos de aquello, los jóvenes argentinos no cayeron en las provocaciones y se retiraron con toda la dignidad que le faltó al ganador.
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