Se abrió una grave crisis en el gobierno de Israel por el envío de combustible a Gaza. Los aliados ultraortodoxos y más de derecha de Benjamin Netanyahu afirmaron que es "vergonzosa" la decisión del gobierno de entregar combustible a los ciudadanos de la Franja de Gaza en medio de la guerra contra Hamas.
La decisión la tomó, por unanimidad, el gabinete de guerra del gobierno. La recomendación había llegado de parte del estado mayor militar y Shin Bet, la agencia de Inteligencia interna de Israel, quienes hablaron de la necesidad de enviar dos camiones cisterna diarios con combustible a Gaza.
Tzachi Hanegbi, presidente del Consejo de Seguridad Nacional, explicó que la medida busca "prevenir la difusión de enfermedades" en Gaza. Según distintos informes, la situación de hacinamiento de los más de 2 millones de habitantes de Gaza, junto a la falta de agua, alimentos y medicamentos está disparando todo tipo de infección y podría terminar, incluso, en epidemias.
Desde el gabinete de guerra afirmaron que el combustible enviado responde a las necesidades expuestas por la ONU, y van a servir para "apoyar las infraestructuras de agua y alcantarillado", siempre teniendo en cuenta que no le lleguen a Hamas.
La reacción de la ultraderecha israelí fue inmediata. Nissim Vaturi, vicepresidente de la Kneset, el parlamento israelí, planteó: "Toda esta preocupación por si hay o no internet en Gaza demuestra que no hemos aprendido nada". En cambio, exigió: "¡Quemen Gaza ahora, nada menos que eso!". Además, reclamó: "¡No permitan la entrada de combustible, no permitan la entrada de agua hasta que los rehenes sean devueltos!".
Benny Gantz, el principal dirigente opositor, que forma parte del gobierno de emergencia organizado para enfrentar a la guerra, explicó que la decisión de enviar combustible a Gaza "no se trata de cambiar de estrategia, sino de proporcionar una respuesta específica" a la crisis que generó la guerra en la Franja.
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