La emblemática Laguna de Gómez, ubicada en la localidad bonaerense de Junín, se transformó en un desierto producto de la sequía extrema. Tiempo atrás, este lugar era un destino turístico clave en la región, pero hoy es un paisaje desolador de aproximadamente 6.000 hectáreas de tierra resquebrajada.
El fenómeno climático de “La Niña” que se extendió en 2023 derivó en una reducción dramática en las precipitaciones. Esto no solo afectó a esta laguna de Junín, sino que también a importantes reservas de agua dulce en la zona como Mar Chiquita, Carpincho y Los Patos, que forman parte también de la cuenca del Río Salado.
Hace poco, la Laguna de Gómez era un atractivo espejo de agua para la pesca embarcada, para los deportes náuticos y para el descanso. Lugar que habitaban más de 250 especies de aves, hoy parece lejos. Solo quedan las malezas y pajonales en un paisaje cada vez más árido, que se hace más palpable con cada día que pasa sin lluvia.
“Es una zona que está teniendo muy pocas precipitaciones. Y por más que haya llovido algo localmente eso no llega a llenar la laguna. Va a pasar tiempo para que vuelva a la normalidad”, explicó Alejandro Signorelli, ingeniero agrónomo y jefe regional del INTA, al diario de Junín Democracia.
Por último, los expertos señalaron que la sequía es la más grave de los últimos cuarenta años y esto afecta de manera directa la agricultura y la ganadería, sectores en los que se observa una disminución crítica en la siembra y el estado de los cultivos. Esta situación en Junín y de otros puntos de Buenos Aires genera incertidumbre también a la comunidad con respecto al clima.
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