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Columnistas

Acompañar o no acompañar el veto, esa es la cuestión

La ley de financiamiento universitario está en manos del PRO y Macri se encuentra en un dilema. ¿Se distancia de Milei o se subsume más a LLA?
Macri veto ser o no ser

Si se mezcla amarillo con violeta, el resultado es el color gris. Por ser complementarios, ambos colores se neutralizan entre sí. La metáfora sirve para describir lo que ocurre con el PRO desde que La Libertad Avanza, con Javier Milei a la cabeza, desembarcó en Casa Rosada: el partido que fundó Mauricio Macri quedó en un no lugar… O en un gris.   

Los intentos del expresidente por hacerse de un lugar en el gobierno del libertario fueron muchos, y todos en vano. La primera señal de que los violetas no le darían lugar al PRO se vieron a comienzos de diciembre: Cristian Ritondo no fue ungido presidente de la Cámara de Diputados. La silla quedó para el libertario de la primera hora, Martín Menem. ¿Para qué cederles espacio al PRO si ya tenemos sus votos?, plantearon en el oficialismo.  

Varias milanesas – y alguna entraña—después, el partido de Mauricio Macri se encuentra en el mismo no lugar de siempre. El acto en el que el expresidente apuntó directamente contra el asesor Santiago Caputo tampoco surtió efecto. Por lo bajo, el estratega y la hermana del Presidente, Karina Milei, no hace más que horadarle el partido a Macri.

Esta semana, “El Jefe” avanzó otro casillero. Posó junto a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, luego de sellar un acuerdo en Provincia. Unificaron las bancadas de la Cámara de Diputados bonaerense.

Pese a un acompañamiento que viene siendo incondicional (salvo en la votación del DNU de la SIDE), los amarillos no reciben nada a cambio, salvo algún tuit de agradecimiento por parte del Jefe de Estado.

Ni siquiera los fondos de la coparticipación que, según falló la Corte Suprema, le corresponden a la CABA, principal bastión del PRO. El oficialismo le sigue bicicleteando esos fondos a Jorge Macri. El Presupuesto 2025 llegó y las obras para las provincias pintadas de amarillo son ínfimas. El Ejecutivo tampoco cumplió con las promesas que les hizo a Ignacio Torres y a Rogelio Frigerio durante el año.

El dilema del PRO: acompañar o no acompañar el veto

Esta semana, el calabrés mostró su poder de fuego tras el veto presidencial. La bancada que conduce Cristian Ritondo no define qué hará en la sesión pedida para este miércoles, en la que la oposición insistirá con la ley de Financiamiento Universitario.

Pese a que meses atrás los diputados del PRO votaron en contra del proyecto, ahora los amarillos juegan al suspenso. Salvo el larretista Álvaro González, que ya avisó que insistirá con la ley.

Para colmo, Macri se reunió con los senadores (que votaron todos divididos esa misma ley) y dejó trascender que la educación “siempre fue una bandera del PRO”. Pero fue ambiguo. El ingeniero también habría subrayado la importancia de “auditar los gastos de las universidades”.

"Para qué voy a seguir yendo a comer milanesas si después no se cumple nada", fue otro de los mensajes que dejó trascender. “Si sigue comiendo milanesa, se lo van a comer a él”, opinan algunos. (En clave culinaria, vale recordar la frase de Jorge Asís: “La política es la lucha descarnada por el poder. Es ser mandíbula o bocado. Obviamente, nadie quiere ser bocado”). 

Lo cierto es que la postura final del PRO se conocerá recién este martes por la tarde, en la reunión que celebrará el bloque de Diputados, en la previa a la sesión del miércoles. De la definición de los amarillos depende el futuro del veto. ¿Acompañar o no acompañar? Esa es la cuestión.

Las opciones del PRO son varias. Por un lado, los amarillos pueden mantener su postura original y ayudar a que el veto siga en pie. Macri también puede dar libertad de acción: son varios los diputados que por lo bajo piden dejar de pagar el costo político (tal cual hicieron con jubilaciones), a cambio de nada.

La tercera opción sería trabajar en las ausencias. Con que falten unos ocho diputados del bloque de Ritondo, la jugada opositora llegaría a buen puerto. Aun si los amarillos que digan “presente” en la sesión votaran todos en tándem con el oficialismo.

¿Cómo justificaría el PRO su giro de 180° en torno al tema universitario? Eso es lo de menos. “Siempre hay un discurso para cada voto”, sintetizó un importante diputado del PRO.

De acuerdo a la postura que tome el bloque del PRO se sabrá si Macri prefiere que su partido siga siendo color gris o si intentará volver a ser el amarillo en la paleta de colores. Y recuperar, así, su identidad con la mira puesta en las elecciones del año que viene.

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