Este fin de semana trascendió la triste noticia que el reconocido escritor Martín Caparrós sufre Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad enfermedad neurodegenerativa que afecta el sistema nervioso. El autor adelantó que será el tema que abordará su próximo libro "Antes que nada", a publicarse en octubre.
Mientras que Caparrós confesó que intentó mantener su diagnósitico en secreto durante un tiempo -hasta que el avance de la enfermedad lo obligó a hacerlo público-, su esposa la periodista y actriz española Marta Nebot, escribió una carta muy emotiva en la que amplía información sobre esta revelación.
El texto se tituló “Salir del armario” y arranca así: “Este fin de semana estamos saliendo del armario. Mi hombre y yo decidimos dejar de ir de incógnito cuando dejáramos de poder hacerlo. Él lo hace publicando sus memorias; yo no puedo escribir esta columna sobre otra cosa porque -por más que lo he intentado- no me sale nada más del cerebro".
Bernardo Díaz. 28/09/2021. Madrid. El periodista y escritor Martín Caparrós. Para 'La Entrevista Final'. Foto: Bernardo Díaz.
Luego, el texto describe una promesa que se hicieron "hace mucho tiempo" que consistía en admitir que pertenecían "al selecto de los ELAdos y sus parejas de hecho" cuando "se empezara a notar" que Caparrós está enfermo.
Marta Nebot cuenta que aunque "estuvo bien ocultarlo", aquel secreto le arrancó el sueño durante meses hasta que se lo desveló a un terapeuta amigo. "De lo primero que descubrí, entre tantas otras cosas que ya he descubierto, está que dormir es más importante que comer, que te mueres antes de agotamiento que de hambre, que sin dormir aparecen ansiedades, ataques de pánico y depresión y todo deja de tener sentido", dice.
La esposa de Caparrós agrega: "Por eso, quizá, me atrevo a hablar en plural, porque su mal es de los que son más compartidos. No estoy enferma, pero soy sus brazos y sus piernas, hago lo suyo y lo mío, me propongo vivir a su lado lo que venga e intentar ser lo que necesite".
"No estoy enferma, pero soy sus brazos y sus piernas, hago lo suyo y lo mío, me propongo vivir a su lado lo que venga e intentar ser lo que necesite"
La autora reflexiona sobre cómo, a pesar de los desafíos, cree que están gestionando la situación de la mejor manera posible, reconociendo que lo bueno no siempre alcanza la perfección. Desde el principio entendieron que el amor también tiene sus momentos difíciles, y eso cambió con el tiempo. En una ocasión, se disculpó admitiendo que hace todo con el mayor cariño posible, aunque a veces siente que no es suficiente. Mientras él rechaza la ayuda que no necesita, ella experimenta la frustración de saber que, por mucho que haga, nunca será igual a que él lo haga por sí mismo.
"No, no tengo madera de cocinera, ni de enfermera, ni de santa, pero sí de pretender cuidar a la persona a la que quiero hasta el final. Creo en esto y pretendo hacerlo con orgullo todo el tiempo", dice Marta.
En ese sentido, agregó: "Sus memorias son imprescindibles como lo que son: historia del periodismo. Se titulan Antes que nada porque tiene claro que todos vamos a ningún sitio. En ellas relata su vida presente y pasadas, intercalando su hoy con sus hitos, sus referentes y sus contingentes. De la actual, describe como nadie lo que le pasa y cómo lo digiere y cómo lo odia y cómo lo abraza".
La autora expresa una profunda admiración por la manera en que su pareja enfrenta la enfermedad, reconociendo que pocos serían capaces de sobrellevar esa compleja mezcla de lucha y resignación, de "pelea y entrega, de no pero sí, de sí pero no".
Asimismo reflexiona sobre cómo los viajes que realizaron juntos podrían estar ayudándolo a afrontar este que podría ser el más significativo de sus vidas. Decidieron vivir cada momento con intensidad, habiendo dejado atrás la culpa y la angustia, para enfocarse en el presente.
Para finalizar, Marta concluye: "Hace pocos meses nos hicimos pareja de hecho porque lo somos y no queremos que ningún médico nos pueda separar en momentos cruciales por no estar apuntados en un registro. Fuimos solos, firmamos y nos regalamos un desayuno de los ricos. No lo hubiéramos hecho si no nos hubiéramos visto obligados. Mi hechito y yo llevamos ya diez años juntos sin que ningún papel nos obligue y nos hubiera gustado seguir así hasta los restos".
"Registrados o no, nuestro plan sigue siendo el mismo: querernos como nosotros sabemos”, finaliza la carta.