Los trabajadores de los espacios de memoria que funcionan en las instalaciones de la ex Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) se encontraron este jueves con dos de los edificios cerrados, y con controles policiales en la sede de la Secretaría de Derechos Humanos donde había listados sobre quiénes podían ingresar y quiénes no.
Los lugares que permanecieron sin abrir sus puertas son el Centro Cultural Haroldo Conti, que según el Ministerio de Justicia de la Nación será “reestructurado” pero no se cerraría, y el Archivo Nacional de la Memoria. En la Secretaría, los registros biométricos en los que se registra el personal permanecieron inhabilitados hasta las 9.35. Quienes trabajan en la ex ESMA se presentaron ahí y se enteraban si figuraban o no el listado.
En las primeras horas de la tarde del 31 de diciembre, el Gobierno había avisado con mensajes de texto por Whatsapp a unos 50 empleados del centro cultural que todos deberían permanecer “en guardia pasiva en sus respectivos domicilios, atentos a convocatorias que se cursarán por etapas a los fines aludidos”, según la decisión del secretario de DD.HH. Alberto Baños.
Todo indica que será una jornada convulsionada en la exESMA, ya que Baños también anunció que le impedirá el ingreso al personal de la Secretaría de Derechos Humanos que no se haya adherido al retiro voluntario que promovió el Ministerio de Justicia. De hecho, ya esta mañana, en las cercanías se habían desplegado varios efectivos policiales y hasta un camión hidrante ante la posibilidad de incidentes.

Tras conocerse la situación empezó una asamblea de los trabajadores en las instalaciones de la ex ESMA en la que decidirán el plan de lucha a seguir. Tras una charla con la custodia, lograron que el Archivo Nacional se abriera para desarrollar el debate interno. De allí irán a la sede del ministerio de Justicia, en pleno microcentro porteño.
Según explicó Octavio Rampoldi, trabajador del Archivo de la Memoria, en una entrevista con Radio Con Vos, los despidos son masivos, y en muchos casos se trata de trabajadores especializados, como archivistas, conservadores e investigadores.