Hay dos realidades en lo que respecta a las economías regionales: las que abastecen al mercado interno, que pasó un año realmente malo por la caída en el consumo y las que tienen una mayor inserción internacional, que vivieron una fuerte recuperación en las exportaciones.
De hecho, según la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) durante 2024, los despachos recieron un 25,7% hasta las 7.345.614 toneladas, por un total de US$ 8.749 millones, lo que implicó una mejora del 23,8% interanual.
Asimismo, el precio promedio de exportación de las economías regionales argentinas se ubicó en US$ 1.191 por tonelada, observándose una baja del 1,5% con respecto al año 2023, fruto de la caída de los precios internacionales.

De esta manera, y para volcarlo a números más concretos, se embarcaron 1,5 millones de toneladas más que en el año anterior, representando un salto en los ingresos de US$ 1.684,3 millones en total.
El complejo que mayor crecimiento mostró durante 2024 fue el azucarero, con un incremento en volumen del 587% hasta alcanzar las 550.000 toneladas exportadas, con un aumento del 840% en ingresos hasta los US$ 368,7 millones.
En segundo lugar se ubicó el complejo algodonero, con 164.882 toneladas exportadas (+115,1%) por US$ 199,7 millones (+144,4%), seguido por el complejo frutícola de carozo, con 13.570 toneladas (+65,3%) y US$ 29,2 millones (+73,8%).
Economías regionales: ¿Un "boom" exportador?
Teniendo en cuenta estos números, se podría hablar de un "boom" exportador, pero en realidad esta mejora responde a una recuperación productiva. "El sector demuestra así un gran poder de recuperación, tras haber sufrido tres sequías seguidas y heladas tempranas que afectaron los niveles de producción", marcaron desde CAME.

Asimismo, el trabajo planteó que "durante el período analizado se presentó una alta volatilidad de los precios internacionales, como así también aperturas de nuevos mercados para colocar los diversos productos y subproductos de las economías regionales".
"Cabe destacar el cambio de escenario con respecto al último semestre de 2023, en el que el empresariado exportador padecía una alta exposición a la inflación acompañada de incertidumbre política, por lo que no había 'ambiente de negocio'. En el segundo semestre de 2024 la situación cambió, fruto de la baja de la inflación y una mayor certidumbre por acomodamiento de la macro", concluyó el trabajo.