Cuando se habla de proteínas, la mayoría piensa en carne, huevos o pescado. Sin embargo, hay una verdura que no solo iguala, sino que supera ampliamente el aporte proteico de estos alimentos. Se trata de la espirulina, un alga que se convirtió en furor entre deportistas y personas que buscan aumentar su masa muscular de manera natural.
Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la espirulina ofrece unos impresionantes 57 gramos de proteína por cada 100 gramos de producto, más del doble que un corte de carne tradicional, que ronda los 26 gramos. Pero eso no es todo: además de su altísimo contenido proteico, esta alga es una fuente riquísima de vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales para el organismo.
Su consumo no es ninguna novedad. Ya en el siglo XVI, los aztecas la usaban como fuente de nutrición, y también hay registros de que la tribu Kanembu, en África Central, la cultivaba y consumía hace cientos de años. Hoy, con la tendencia creciente hacia una alimentación más equilibrada y sustentable, la espirulina resurge como una alternativa poderosa y accesible.

Beneficios de la espirulina: músculos, defensas y bienestar general
Más allá de su impacto en el crecimiento muscular, la espirulina tiene una batería de beneficios que la hacen destacar en cualquier dieta saludable:
- Protección celular: Contiene fitonutrientes y antioxidantes como la ficocianina, la clorofila y los carotenoides, que ayudan a combatir el daño oxidativo y reducen la inflamación.
- Refuerzo óseo y cognitivo: Su alto contenido en calcio, fósforo, potasio, magnesio, hierro, zinc e yodo la convierte en una aliada para los huesos, los músculos y el cerebro.
- Regulación del sistema nervioso: Aporta los ocho aminoácidos esenciales (valina, leucina, isoleucina, lisina, treonina, fenilalanina, metionina y triptófano), claves para la reparación muscular y el bienestar mental.
- Salud digestiva: Favorece el equilibrio del microbioma intestinal, promoviendo la absorción eficiente de nutrientes.

Precauciones y recomendaciones
A pesar de sus múltiples beneficios, no todo es color de rosa. Según el dietista-nutricionista Daniel Ursúa, un consumo excesivo de espirulina puede afectar la tiroides debido a su alto contenido de yodo. Además, existe el riesgo de contaminación con arsénico, ya que esta alga absorbe metales pesados del agua donde crece.

Por eso, es fundamental comprar espirulina de calidad certificada y consumirla en dosis adecuadas. Siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud antes de incorporarla a la dieta de manera regular.