La historia de Pumper Nic es mucho más que la de una hamburguesería que marcó a varias generaciones en Argentina. Es también el relato de una familia que desafío la adversidad y construyó un sueño empresarial en tiempos convulsionados. Eso es lo que cuenta Un sueño made in Argentina, el libro de Solange Levinton que repasa el auge y la caída de la primera cadena de comida rápida del país.
La idea nació en 1974, cuando Alfredo Lowenstein, con apenas 29 años, decidió abrir un local de hamburguesas "a la norteamericana" en un contexto complicado: Perón acababa de morir, la violencia política crecia y el país estaba convulsionado. Sin embargo, eso no impidió que el sueño tomara forma. Inspirado por lo que había visto en Estados Unidos, Lowenstein lanzó Pumper Nic con un eslogan que prometía "una nueva forma de comer".
El joven empresario no llegaba de la nada: su padre, Luis Lowenstein, era un inmigrante judío que había llegado sin nada desde Alemania escapando del nazismo y que logró construir un imperio comercial ligado a la industria cárnica. Alfredo siguió esos pasos y, junto a sus hermanos, llevó adelante distintos emprendimientos: mientras Tito creó la marca de hamburguesas Paty y Roberto montó un frigorífico de pollos en Entre Ríos, Alfredo apostó por un concepto que parecía arriesgado: vender hamburguesas en "el país del bife de chorizo".

Pero la jugada resultó exitosa. Con su logo inconfundible —el nombre en letras rojas encerrado entre dos panes naranjas, que después se encontró que era un plagio de Burger King— Pumper Nic se multiplicó rápidamente por Buenos Aires y distintas provincias. Durante su apogeo, entre fines de los '70 y mediados de los '80, se convirtió en un ícono de la comida rápida local.
Sin embargo, la expansión desmedida fue también el principio del fin. "Así se fue llenando de locales que no se justificaba que hubieran abierto", recuerda Alfredo González, un familiar de los Lowenstein, citado por Levinton.

De hecho, Pumper Nic se había expandido con más de veinte franquicias a distintas ciudades del país, llegando incluso a otros países como Brasil y Uruguay. De esta forma, la marca había logrado conquistar a casi todas las franjas de edad. Aunque en aquel momento no tenía competencia en Argentina, la llegada de McDonald’s a Río de Janeiro en 1979 se empezaba a intuir como una amenaza latente. A pesar del fuerte vínculo emocional que el público mantuvo con la marca, la llegada de gigantes como McDonald's, Burger King y Wendy's terminó por desmoronar el sueño argentino de Pumper Nic.
Un sueño made in Argentina: la historia de Pumper Nic
El libro de Levinton, que ganó el III Premio de No Ficción Libros del Asteroide, recupera esta historia desde un punto de vista singular: no sólo narra la vida de la familia Lowenstein, sino que también retrata la compleja realidad política y social de la Argentina en la segunda mitad del siglo XX. Un texto que invita a sumergirse en un pasado que, para muchos, sigue teniendo el sabor inolvidable de una hamburguesa Pumper Nic.
