Manuel Sadosky nació en Buenos Aires el 13 de abril de 1914, muy poco antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial. Sus padres, el zapatero Natalio Sadosky y Maria Steingart, fueron inmigrantes ucranianos de origen judío que llegaron al país unos diez años antes de su nacimiento, ya con tres hijos (dos de los cuales murieron). En Argentina tuvieron seis hijos más, contando a Manuel.
Hizo la primaria y la secundaria en la Escuela Normal Mariano Acosta y en 1932 ingresó a la Universidad de Buenos Aires, primero a la carrera de Ingeniería ―que abandonó pronto debido al sufrimiento que le significó la materia “Construcción de edificios” ― y después a la de Ciencias Físico Matemáticas.
Durante la carrera Manuel conoció a Corina Ratto, con quien compartió trabajo en la cátedra de Geometría Analítica y Proyectiva (en la que los dos eran ayudantes ad honorem) y militancia en el partido comunista. En 1937 se casaron, el mismo año en que Manuel obtuvo la licenciatura y en 1940 tuvieron a su hija Cora.
A partir de 1939 tomó el cargo de Asistente del departamento de Matemáticas de la Universidad de La Plata haciéndose cargo de los trabajos prácticos de Matemática Superior I y II (ecuaciones diferenciales y funciones analíticas).

El 1946 fue un punto de inflexión en la vida de Manuel. Promediando el año Corina y él fueron expulsados del partido comunista, por diferencias con las autoridades respecto del incipiente fenómeno que era el peronismo. En agosto, recibió una beca del gobierno de Francia para trabajar en el instituto Henri Poincaré, bajo la dirección del profesor George Darmoise.
En 1948 se trasladó a Italia para seguir trabajando en asuntos de matemática aplicada en el Istituto per le Applicazioni del Calcolo, durante un año, bajo la dirección del profesor Mauro Picone. Durante su estancia aprendió como gestionar in instituto de cálculo, experiencia que utilizaría en el futuro.
Al año siguiente volvió a Buenos Aires para trabajar en el Instituto Radiotécnico de la UBA, haciéndose cargo de los trabajos prácticos y parte de las clases teóricas de la materia Matemática Especial en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN). Además, dictó varios cursos calculo numérico y gráfico para alumnos de la Facultad de Ingeniería.
En 1950 publicó un artículo titulado Progresos recientes y evolución del cálculo mecánico y automático En la revista Ciencia y Técnica, traducido un par de años después, en la que presentaba la historia del desarrollo de las primeras computadoras (Mark I y II en Harvard, la ENIAC y etc.) y esboza unos breves comentarios sobre el surgimiento de esa nueva ciencia llamada Cibernética, que aborda la construcción de robots.
En 1952 fue excluido de la UBA por no acatar la doctrina peronista, como tantos otros científicos. En ese mismo año, publicó un libro que tuvo una repercusión notable, Cálculo Numérico y Gráfico, una guía para hacer cuentas extensas de manera sencilla y con una buena aproximación.
Faltaba tiempo para que se popularizaran las máquinas como computadoras y calculadoras para estos fines, lo que hizo que este libro fuese de gran utilidad para quienes se ocuparan de estos temas. En 1956 Manuel publicó su segundo libro, Elementos de Cálculo Diferencial e Integral, que tuvo 22 ediciones, la última de ellas en 2004.
Instituto de Cálculo y las primeras computadoras de la región
En 1955, luego del golpe de estado conocido como Revolución Libertadora, volvió a dar matemática en la FCEN. Esto le permitió ser nombrado subdirector del Instituto de Cálculo de la UBA. Como director fue elegido Alberto Gonzalez Domínguez, pero esta tarea la llevó a cabo Manuel y esta situación se blanqueó unos años más tarde. A partir de 1959 tomó también el cargo de decano de la facultad.
Para ser un verdadero instituto de cálculo era necesario que hubiera una computadora. Así fue como la comisión integrada por Sadosky, Gonzalez Dominguez y Altmann decidieron la compra de una Mercury comercializada por la compañía Ferranti que fue apodada Clementina y estuvo operativa para mayo de 1961, convirtiéndose en la primera computadora instalada en una universidad de Sudamérica.

A esta computadora se le sacó todo el jugo que fue posible. Se la usó para los cálculos de todas las investigaciones de los distintos departamentos de la FCEN, para otras instituciones científicas como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), para diseñar modelos matemáticos para usar en economía (A cargo de Oscar Varsavsky) y en hidráulica fluvial (encabezados por Mario Gradowczyk), y también para hacer consultorías para empresas privadas, ganancias que se utilizaban para financiar la operación de la costosa máquina y los sueldos de los empleados del instituto.
En 1963 Manuel impulsó la creación de la carrera de computador científico, la primera de computación en Sudamérica. En 1966 cuando fue expulsado de la UBA en lo que fue La Noche de los Bastones Largos, creó con otros renunciantes una consulta llamada Asesores Científico Técnicos (ACT) que ofrecía a empresas públicas o privadas modelos matemáticos computacionales, de manera de reemplazar al menos en parte lo que se hacía en el Instituto de Calculo y también de seguir difundiendo el uso de la computadora con este tipo de fines en nuestra región.
Por otra parte, la Universidad de la República (UDELAR) de Montevideo, lo contrato como asesor con el objetivo de que desarrolle en la misma un sector de computación. Un par de años más tarde Sadosky fue uno de los protagonistas de la puesta en marcha de la máquina IBM 360/44 que se instaló en la universidad.
También participó por esos años de la fundación de la revista de divulgación científica Ciencia Nueva y e impulsó en nuestro país la producción de calculadoras y computadoras. Convenció a un empresario amigo suyo, llamado Manuel Madanes, para que pusiera como Gerente de Investigación y Desarrollo de la empresa Fate al astrofísico Carlos Varsavksy, para lidere el proyecto. La compañía no tuvo gran éxito con la comercialización de computadoras, pero sí de calculadoras, de las cuales, la más popular fue la conocida con el nombre de Cifra 311.

Durante la dictadura de Onganía se exilió en Venezuela y trabajó en el CENDES (Centro de Estudios de Desarrollo) de la Universidad Central de Venezuela. Por su departamento de Caracas, pasaron muchos argentinos que andaban por ahí, como Tomas Eloy Martínez y el futuro presidente Raúl Alfonsín, con quien tendría una estrecha relación hasta el día de su muerte.
En 1979 los Sadosky se mudaron a Barcelona, donde Manuel participó de la organización de Museo Nacional de Ciencias. Un par de años más tarde Cora, su mujer, murió en la capital catalana.
Secretario de Ciencia Y Tecnología
En 1983, cuando finalizaron los estragos de la última dictadura militar, Manuel regresó a Argentina para participar de la campaña presidencial de Alfonsín. Cuando este llegó al poder, Manuel fue puesto al frente de la flamante Secretaría de Ciencia y Tecnología. Su función fue reconstruir el sistema científico y técnico del país que había sido destruido por los últimos dos regímenes autoritarios, prácticamente no se hacía investigación en ninguna de las universidades nacionales y el CONICET estaba tomado por adeptos a la dictadura, a tal punto que para que ingresase un investigador, la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado) tenía que emitir un informe que certificara que el candidato no era sospechoso de “subversión”.
En el CONICET puso como director al Dr. Carlos Abeledo y, además de anular la necesidad del informe de la SIDE, cambió el sistema de adjudicación de becas: en lugar de asignárselas a los directores de los institutos, empezaron a otorgárselas a los investigadores directamente de manera que democratizó la elección de los proyectos. Creó la subsecretaría de informática primero y luego la Comisión Nacional de informática, así como la ESLAI (Escuela Superior Latinoamericana de Informática) para promover la investigación y el desarrollo de la computación que eran casi nulos en el país.
En 1984 creo la Oficina de Transferencia Tecnológica, con el objetivo de mejorar la vinculación entre el sector público (la investigación) y el privado (las empresas de tecnología). Creó también el CABBIO (Centro Argentino Brasileño de Biotecnología) y las EABIO (Escuelas Argentino Brasileñas de Biotecnología). Otro de los logros de su gestión fue la finalización de la obra del Complejo Astronómico El Leoncito en la provincia de San Juan.
Una vez terminada la presidencia de Alfonsín, Manuel no volvió a ocupar cargos públicos. Se mantuvo como parte del comité editorial de la revista Exactamente, que pertenecía a la FCEN y siguió reuniéndose con colegas y empresarios para pensar la política científica y tecnología del país hasta su muerte.
En 1991 se casó con Katún Troise, quien fue su segunda esposa. Fue nombrado doctor Honoris Causa por la universidad del litoral en 1994 y por la de Montevideo en 2001. En 2003 fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos y un año más tarde, cuando cumplió noventa, la editorial el Zorzal publicó un libro en su homenaje, Honoris Causa, El legado de Manuel Sadosky, en el que participaron Tomás Eloy Martínez, Mario Bunge y Gregorio Weinberg entre otros. Manuel falleció en Buenos Aires, el 18 de junio del 2005.