Carlos Salvador Bilardo, el hombre que llevó a la Selección Argentina a la gloria en el Mundial de México 1986, celebró sus 87 años rodeado de afecto y recuerdos imborrables. Un grupo de campeones del '86 le organizó una sorpresa para compartir un nuevo cumpleaños con el técnico que los marcó para siempre.
Oscar Ruggeri, Jorge Burruchaga, Oscar Garré, Ricardo Giusti, Luis Islas y su fiel ayudante de campo, Carlos Pachamé, se reunieron para homenajear al "Doctor" en su día especial. La emotiva reunión también contó con la presencia de su esposa, Gloria, y de su sobrino Claudio Racino, quien actualmente trabaja como entrenador en Gibraltar.
Como muestra de gratitud, los exfutbolistas le regalaron una camiseta de la Albiceleste con un mensaje claro y directo: "Feliz cumple, maestro. Gracias por tanto. Tu banda del '86".

Pero la fiesta no terminó ahí. Más tarde se sumaron algunos de los jugadores que conquistaron el Metropolitano 1982 con Estudiantes de La Plata bajo su dirección. Miguel Ángel Gette, Claudio Gugnali, Hugo Gottardi, Miguel Ángel Lemme, Julián Camino, José Daniel Ponce y Sergio Gurrieri no quisieron perderse la oportunidad de saludar al DT que los guió al título.
Bilardo, quien reside en su departamento bajo el cuidado permanente de profesionales de la salud, mantiene su rutina entre la música y el fútbol, su pasión de toda la vida. Sus exdirigidos lo visitan con frecuencia, y cada encuentro es una mezcla de alegría y nostalgia. Oscar Ruggeri, en más de una ocasión, contó detalles de estos encuentros: "¡Cómo come! ¡No sabés! Ahí está, peleándola, bien… Cada vez que vamos a verlo, pensamos que nos vamos a encontrar con el tipo de 45 años que nos empezó a dirigir. Y ese tipo no está más".

El legado de Bilardo en el fútbol argentino es imborrable. Entre 1983 y 1990 dirigió 81 partidos con la Albiceleste, logró el histórico título mundial en 1986 y llevó al equipo hasta la final de Italia '90, donde cayó ante Alemania por el polémico penal sancionado por Edgardo Codesal. Años más tarde, tuvo un rol clave como mánager del seleccionado en el proceso que culminó en la final del Mundial de Brasil 2014.
Surgido de San Lorenzo y convertido en ícono de Estudiantes de La Plata, también pasó por Boca, el Sevilla y varias selecciones nacionales como Colombia, Guatemala y Libia. Su obsesiva forma de trabajo, sus métodos y su inconfundible personalidad dejaron una marca indeleble en el fútbol. Y sus jugadores lo siguen recordando como un maestro de vida. La celebración de su cumpleaños número 87 fue, una vez más, prueba de ello.