Hace no tanto tiempo, los colegios argentinos eran un punto de encuentro entre chicos de distintos sectores sociales. Había escuelas públicas donde convivían alumnos de clase alta, media y baja, y las privadas quedaban más bien para quienes necesitaban otro tipo de enseñanza o buscaban una formación religiosa. Pero esa postal de la "era dorada" de la educación argentina quedó en el pasado: hoy, el país es el único de la región donde la diferencia social entre escuelas públicas y privadas se sigue agrandando.
El dato lo confirma un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, basado en las pruebas PISA de 2012 y 2022. Mientras en países como Brasil, Chile o México la desigualdad entre colegios se mantuvo o incluso se redujo, en Argentina el fenómeno de la segregación escolar se profundizó. ¿Qué significa esto? Que las escuelas privadas agrupan cada vez más alumnos de clase alta, y las públicas se quedan casi exclusivamente con chicos de sectores más vulnerables.
El éxodo a los colegios privados y el quiebre del sistema

Este cambio no fue de un día para otro. Durante la última década, muchas familias de clase media y alta abandonaron los colegios públicos y se refugiaron en el sector privado, buscando estabilidad ante la crisis del sistema estatal. Paros docentes, falta de inversión y pérdida de calidad educativa fueron algunos de los motivos que aceleraron esta migración.
El informe también distingue tres tipos de escuelas según su composición social: las estatales, que retuvieron más alumnos de sectores bajos y se volvieron menos diversas; las privadas con subsidio, cada vez más homogéneas; las privadas sin subsidio, que consolidaron su perfil exclusivo con una mayoría de estudiantes de clase alta.
La desigualdad que va más allá del aula
Los especialistas advierten que la segregación escolar no es solo un problema educativo, sino que también afecta la cohesión social. El intercambio entre chicos de distintos orígenes culturales mejora el rendimiento de todos, y cuando eso desaparece, la brecha social se agranda aún más.

Además, el estudio apunta a otro factor clave: la segregación residencial. Con el crecimiento de barrios cerrados y countries, por un lado, y asentamientos informales por el otro, las escuelas también reflejan la desigualdad de las ciudades. "Aunque todas las escuelas ofrecieran la misma educación, la segregación seguiría existiendo porque las familias viven cada vez más separadas por su nivel socioeconómico", explica Emmanuel Vázquez, uno de los autores del informe.
¿Cómo se revierte esta tendencia en los colegios?
Los expertos coinciden en que no hay una solución mágica ni inmediata. La clave pasa por invertir más en educación pública, priorizando a las escuelas más vulnerables. "Si no se cierra la brecha de calidad entre los dos sistemas, la migración a las privadas va a seguir y el problema solo se va a profundizar", concluyeron.