En Argentina, los quesos son un ingrediente esencial en la dieta diaria, y entre las variedades más populares se encuentran el queso cremoso y el queso mantecoso (también conocido como cuartirolo).
Aunque ambos son ampliamente consumidos y compartidos en muchas recetas, muchas personas confunden estos dos quesos debido a su apariencia similar.
Sin embargo, existen diferencias clave entre ellos que hacen que cada uno sea único y adecuado para diferentes usos culinarios.
Ni cremoso ni mantecoso: ¿Cuál es la diferencia entre estos quesos?
Aunque ambos quesos pertenecen a la categoría de quesos frescos, el queso cremoso y el queso mantecoso se elaboran con técnicas distintas, lo que influye directamente en su textura, sabor y maduración.

- Proceso de Elaboración:
- El queso cremoso se obtiene mediante una técnica de coagulación enzimática. Se acidifica la leche con cultivos bacterianos y luego se añade cuajo para conseguir la coagulación.
- En cambio, el queso mantecoso se fabrica a través de una coagulación ácida, utilizando ácido láctico o vinagre para obtener la cuajada.
- Textura y Consistencia:
- El queso cremoso tiene una textura suave y untuosa, similar a la manteca. Su pasta blanda facilita que se derrita y se unte fácilmente, lo que lo hace ideal para sándwiches o como acompañante en comidas más suaves.
- El queso mantecoso, por otro lado, es más firme y compacto, aunque sigue siendo suave. Tiene una consistencia algo más elástica, lo que lo convierte en una opción más versátil para recetas que requieren mayor firmeza, como pizzas o pasteles salados.
- Maduración:
- El queso cremoso tiene una maduración breve, lo que le da un sabor suave y fresco.
- El queso mantecoso requiere un poco más de tiempo para su maduración, lo que le otorga un sabor más pronunciado, pero sin llegar a ser fuerte como otros quesos curados.

¿Por qué elegir el queso mantecoso?
El queso mantecoso, a pesar de ser ligeramente más firme que el cremoso, se ha ganado el favor de muchas personas por su precio accesible, su versatilidad en la cocina y su sabor delicioso. Es una opción económica que no sacrifica calidad, por lo que se ha convertido en uno de los quesos más elegidos en el país.
Su capacidad para fundirse y adaptarse a diversas recetas, como ensaladas, empanadas y pizzas, lo hace indispensable en muchas cocinas argentinas. Además, su textura firme lo convierte en una opción ideal para acompañar tablas de quesos o para disfrutarlo solo, con un buen pan y un poco de aceite de oliva.

Tanto el queso cremoso como el queso mantecoso tienen sus características y aplicaciones particulares en la cocina argentina.
Sin embargo, si buscás una opción económica y versátil que se adapte a diferentes preparaciones, el queso mantecoso es la elección preferida por muchos. Su sabor suave, su textura fácil de manejar y su excelente relación calidad-precio lo convierten en una de las opciones más populares y consumidas en las mesas argentinas.
¿Cómo preparar queso cremoso?
Ingredientes:
- 2 litros de leche entera (preferentemente de buena calidad)
- 1/4 de taza de vinagre blanco o jugo de limón (esto será el agente acidificante)
- 1/4 de cucharadita de sal (opcional)
- 1/4 de taza de crema de leche (opcional, para darle más suavidad y cremosidad)
Pasos para preparar queso cremoso casero:
- Calentar la leche: colocá los 2 litros de leche en una olla grande. Calentá la leche a fuego medio, sin que llegue a hervir (aproximadamente a 80-85°C). Remové de vez en cuando para evitar que se queme en el fondo.
- Agregar el agente acidificante: cuando la leche esté caliente, agregá el vinagre o el jugo de limón, y remové bien. Verás que la leche comienza a coagularse y se separan los sólidos (la cuajada) del suero (el líquido).
- Reposar la mezcla: dejá reposar la mezcla durante unos 5-10 minutos. Durante este tiempo, la cuajada se asentará en el fondo y se separará del suero. Si ves que la cuajada no se forma correctamente, podés añadir un poco más de vinagre o jugo de limón y dejar reposar un poco más.
- Colar la cuajada: colocá un colador grande sobre un recipiente y forralo con una tela de queso o una gasa fina. Verté la mezcla de leche y cuajada en el colador, permitiendo que el suero se escurra. Podés usar una cuchara para presionar la cuajada y que suelte más suero.
- Procesar la cuajada: una vez que se haya escurrido el suero, colocá la cuajada en un bol. Si te gusta un queso más cremoso, agregá la crema de leche y la sal al gusto, y procesá todo con una batidora o un tenedor hasta que obtengas una pasta suave y homogénea.
- Refrigerar el queso cremoso: poné el queso cremoso en un recipiente hermético y guardalo en la heladera. El queso cremoso casero puede mantenerse en buen estado durante unos 4-5 días.