Se vienen dos días frenéticos en el Senado por los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, los candidatos que Javier Milei propuso para la Corte Suprema y luego metió por decreto ante el bloqueo en la Cámara alta. Este jueves a las 14, la vicepresidenta Victoria Villarruel convocó a una sesión especial para tratar ambos nombramientos.
El problema es que si la sesión se hace, el Gobierno pierde. No hay forma de que consiga los votos necesarios y en la Casa Rosada lo saben. Por eso, la estrategia es clara, que no haya quórum. La apuesta es convencer a algunos senadores que falten, y para eso ya hay llamados a gobernadores para que bajen línea.

Lo que está descartado es suspender la sesión. Y en el oficialismo coinciden: mejor perder ahora que seguir estirando lo inevitable. Para que la sesión arranque se necesitan 37 senadores sentados en sus bancas. Y ahí está la clave de todo. El peronismo tiene 34 y ya organizó una cumbre en el Congreso, en pleno feriado del 2 de abril, para asegurarse que ninguno falte. Pero siempre puede haber sorpresas.
El gran interrogante es qué hará un grupo de senadores ligados a gobernadores que negocian con la Rosada. Si alguno de ellos se baja a último momento, el Gobierno podría lograr que la sesión se caiga antes de empezar.
Lijo divide al peronismo y la votación es una incógnita
El pliego de Lijo es el más complicado. Entre 10 y 14 senadores peronistas estarían dispuestos a apoyarlo, lo que abre un escenario difícil de predecir. Para ser aprobado, necesita dos tercios de los senadores presentes. Si están los 72, son 48 votos. Pero si hay ausencias o abstenciones, ese número baja.

¿Podría haber una jugada secreta para que Lijo se apruebe con algunas "faltas estratégicas"? El juez tiene buena relación con varios sectores de la política y se movió fuerte en el último año para juntar votos. Pero el kirchnerismo lo quiere afuera. Cristina Kirchner y su sector lo ven como un "operador del macrismo". Y confían en que van a juntar más de 25 votos en contra, lo suficiente para bloquear su designación.
En contra ya se anotaron los radicales Lousteau, Losada y Blanco, el PRO de Juez y Tagliaferri, y el libertario disidente Paoltroni. Mauricio Macri también se plantó en la otra vereda, lo que podría arrastrar a más senadores del PRO.
García-Mansilla, un trámite más sencillo para el rechazo
El caso de García-Mansilla parece más claro: tiene los días contados. No solo los 34 senadores del peronismo ya acordaron votarle en contra, sino que se sumarían varios radicales y del PRO. La bronca con el abogado viene porque prometió en el Senado que jamás asumiría por decreto y después lo hizo. Por eso para muchos, su nombramiento es indefendible.

¿El Gobierno se arriesgará a una derrota o meterá una maniobra de último minuto?
Hay versiones de que, si la cosa pinta muy mal, el Gobierno podría intentar retirar los pliegos a último momento para evitar una derrota. Pero para eso necesita que el Senado lo apruebe, y en el peronismo ya avisaron que van a votar en contra.
El jueves a las 14 empieza el juego. Si hay quórum, la Rosada va a perder. Si no lo hay, el oficialismo habrá ganado tiempo. El futuro de la Corte se define en una pulseada que, hasta ahora, parece cuesta arriba para Milei.