El reciente decreto del gobierno de Italia que restringe el acceso a la ciudadanía italiana solo a hijos y nietos de ciudadanos de ese país generó una fuerte polémica y preocupación en la comunidad de descendientes italianos en Argentina. La medida, impulsada por la administración de Giorgia Meloni, deja fuera a los bisnietos, poniendo fin a un criterio de reconocimiento basado en el ius sanguinis o "derecho de sangre", que permitía a las generaciones más alejadas acceder a la nacionalidad.
El decreto, que entró en vigencia el viernes pasado, tiene una validez de 60 días y deberá ser ratificado por el Parlamento italiano para convertirse en ley definitiva. Dado que el oficialismo cuenta con mayoría en ambas cámaras, se espera que la medida sea aprobada sin mayores dificultades. Sin embargo, el debate en el Parlamento abre la posibilidad de que los legisladores introduzcan modificaciones que atenúen el impacto de la norma.
El principal obstáculo para los bisnietos que aspiraban a la ciudadanía italiana es que la nueva normativa impone una condición excluyente: solo podrán obtenerla si uno de sus progenitores residió al menos dos años en Italia antes de su nacimiento. Este cambio afecta directamente a miles de argentinos con ascendencia italiana que ya estaban en proceso de tramitar su nacionalidad y que ahora ven sus planes frustrados.
¿Es posible revertir el decreto?
Para que los bisnietos puedan volver a solicitar la ciudadanía italiana, deben darse uno de dos escenarios: que el Parlamento rechace el decreto (lo cual es poco probable debido a la mayoría oficialista) o que los legisladores logren modificar la medida antes de su aprobación final. En este último caso, la principal propuesta de los sectores opositores y de asociaciones de italianos en el exterior es que la restricción se aplique solo hasta los bisabuelos, permitiendo así que los descendientes directos de ciudadanos italianos sigan accediendo a la nacionalidad.
Además, hay quienes consideran que la norma tiene aspectos inconstitucionales, como la diferenciación entre quienes nacieron en Italia y quienes adquirieron la ciudadanía en el exterior. Este punto podría abrir la puerta a futuras impugnaciones legales, lo que sumaría presión sobre el Parlamento para que reconsidere algunos de los cambios más drásticos.
El impacto en los aspirantes a la ciudadanía italiana
La incertidumbre generada por esta medida golpea especialmente a quienes ya estaban tramitando su ciudadanía italiana bajo el sistema anterior. Muchos descendientes argentinos que habían reunido la documentación necesaria y estaban en distintas etapas del proceso ahora se encuentran con un obstáculo inesperado.
Además, existen dudas sobre cómo se aplicará la norma en la práctica, ya que no queda claro si quienes iniciaron el trámite antes de la entrada en vigor del decreto podrán completarlo con las reglas previas. Mientras tanto, diversas asociaciones de italianos en el exterior se están organizando para presionar por cambios en la legislación y evitar que miles de descendientes queden excluidos del derecho a la ciudadanía italiana, lo cual también abre una ventana de esperanza en el mediano o largo plazo.
Con la cuenta regresiva en marcha, el futuro de los bisnietos italianos dependerá de las negociaciones parlamentarias y de la posibilidad de introducir modificaciones que flexibilicen la norma. La expectativa está puesta en los próximos debates, que definirán si el acceso a la ciudadanía italiana se mantiene restringido o si aún queda margen para un cambio de rumbo.
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