Después de casi un año de vueltas, el Senado se encamina a rechazar los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, dos nombres que Javier Milei propuso para la Corte Suprema pero que no lograron sumar los votos necesarios. Si todo sigue como hasta ahora, la sesión de este jueves puede ser un cachetazo político para el Gobierno y, en especial, para Santiago Caputo, que viene craneando esta jugada desde hace meses.
Números en contra y desesperación en la Rosada
Desde hace días en Casa Rosada están haciendo lo posible para que la sesión se caiga por falta de quórum. El problema es que el kirchnerismo ya avisó que sus 34 senadores van a bajar al recinto y lo mismo harán radicales y algunos del PRO, lo que deja al oficialismo con pocas chances.
Los números no dan bien: más de 30 senadores ya anticiparon que van a votar contra Lijo, mientras que García-Mansilla la tiene aún peor y podría superar los 40 rechazos. Para dar vuelta un pliego, alcanza con 25 votos negativos, así que el panorama es complicado para el Gobierno.

Ante este escenario, desde el oficialismo intentan a última hora convencer a gobernadores peronistas, radicales y del PRO para que frenen a sus senadores y eviten que bajen al recinto, pero es una tarea más que complicada.
La interna peronista en el Senado
En el bloque de Unión por la Patria hay ruido porque una decena de senadores están dispuestos a votar a favor de Lijo, mientras que el resto lo rechazaría. Ayer se reunieron para cerrar filas, y aunque faltaron algunos por demoras en los vuelos, el kirchnerismo se mantiene firme en la idea de rechazar ambos pliegos.
A esto se suma el radicalismo, que dijo que bajará al recinto salvo que el Gobierno retire los pliegos antes, algo que por ahora Milei no quiere hacer.En el Senado recuerdan el "Efecto Kueider", como llaman al fenómeno en el que, cuando se acerca la votación, los votos en contra empiezan a crecer. Ya pasó con la expulsión del entrerriano Edgardo Kueider en diciembre, y ahora se repite con Lijo y García-Mansilla.

La última bala que le queda al oficialismo es pedir el retiro de los pliegos antes de la sesión, pero eso también se tiene que votar y no está claro que consigan los votos para frenarlo. Caputo ya rechazó esa opción cuando el radical Eduardo Vischi se la propuso en la Rosada, pero con la negativa casi asegurada, podrían reconsiderarlo sobre la hora.
El mayor problema lo tiene García-Mansilla, que aceptó ser designado por decreto y ya juró como ministro de la Corte, lo que le costó el apoyo de varios senadores que antes estaban dispuestos a votarlo. Ahora, su situación es un limbo político y legal, porque si el Senado lo rechaza, su permanencia en la Corte podría quedar en discusión.