El 4 de abril de 2000 el fútbol argentino se sacudió con una noticia imposible de digerir: Mirko Saric, una de las mayores promesas del fútbol sudamericano, se había suicidado a los 21 años. Mediocampista elegante, con una técnica privilegiada y una proyección tremenda, jugaba en San Lorenzo y ya lo había venido a buscar el mismísimo Real Madrid. Pero detrás del chico que se ganaba aplausos en la cancha, había una historia de angustia y dolor que terminó en tragedia.
Nacido en 1978 y de familia croata, Saric se formó en las inferiores del Ciclón, donde desde muy chico ya lo señalaban como distinto. Debutó en Primera con apenas 18 años, en diciembre de 1996, cuando reemplazó a Pipo Gorosito en un partido contra Unión de Santa Fe. Rápidamente, empezó a destacarse por su juego fino, su visión y su personalidad.

Con Oscar Ruggeri como DT, en 1999 fue figura del equipo y llegaron los primeros sondeos europeos. El Real Madrid lo quería y estaba dispuesto a poner más de 10 millones de dólares, pero en Boedo consideraron que era poca plata y el pase no se cerró. Además del Merengue, lo seguían varios equipos grandes de Europa y su cotización llegó a los 15 millones.
Mirko Saric y sus problemas de salud mental
Después de ese pico, llegó el bajón. Una lesión lo dejó afuera de las canchas y fue el inicio de su calvario. En diciembre del 99, jugando en la reserva ante River, se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda. El golpe fue duro: quedó afuera del equipo, empezó a perder protagonismo y su cabeza entró en una espiral que nadie supo frenar.
Jugó en total 47 partidos en San Lorenzo (40 en Primera y 7 internacionales), con seis goles convertidos y nunca llegó a vestir otra camiseta. El 4 de abril del 2000, mientras seguía recuperándose, Mirko fue encontrado sin vida en su casa. Tenía apenas 21 años. Durante mucho tiempo se creyó que su suicidio había sido producto de la lesión y la frustración de no poder jugar. Pero años más tarde, su mamá, Ivana, reveló otro dolor escondido.

En una entrevista con Infobae en 2020, contó que estaba feliz por ser papá, pero había algo detrás. "Sabíamos que la chica con la que estaba tenía otras relaciones. Le pedimos que se hiciera un ADN para estar seguros. Cuando llegaron los resultados y vio que no era su hijo, me llamó destrozado. Lloraba desconsoladamente. Me dijo: ‘¡Tenías razón, mamá!’. Ojalá no la hubiera tenido", aseveró. Y agregó que si ese bebé hubiera sido suyo, Mirko estaría vivo.
La charla que tuvo con Ruggeri poco antes de quitarse la vida
Oscar Ruggeri también habló del tema con el correr de los años. Contó que una vez, en plena concentración, Mirko Saric tocó su puerta y le dijo algo que lo dejó helado. "Me dijo: ‘No le encuentro sentido a la vida’. Yo traté de hacerle ver todo lo que tenía: familia, amigos, fútbol. Pero él me respondió: ‘No me pasa por ahí’". Alarmado, el entoncees DT del Ciclón le avisó a su familia y supo que ya estaba en tratamiento con un psiquiatra, pero lamentablemente el final fue el peor.