El Gobierno se prepara para enfrentar una semana intensa, marcada por una marcha convocada por la CGT para este martes 9 de abril y el paro general previsto para el miércoles 10. La protesta, que contará con el respaldo de las dos CTA, movimientos sociales y distintas expresiones del arco político opositor, busca enviarle un mensaje claro al oficialismo sobre dos frentes clave: los salarios y las jubilaciones.
El operativo para garantizar una convocatoria masiva ya está en marcha. El jueves pasado, a las 15, se reunieron representantes de distintos gremios, entre los que se encontraban Seguros, Sanidad, UPCN, UOCRA, Camioneros, Vidrio, Utedyc y Smata, para pulir detalles logísticos y coordinar el despliegue de las columnas. El primer punto de encuentro será en Hipólito Yrigoyen y Solís, desde donde marcharán hacia la Plaza de los Dos Congresos con reclamos para las mejoras en las remuneraciones y en los haberes jubilatorios.
Uno de los temas que aún está en discusión dentro de la central obrera es si la movilización debe contar o no con oradores. En el ala independiente de la CGT consideran que es necesario que haya discursos para explicar ante la multitud las razones de la protesta. Otros, en cambio, creen que la magnitud de la convocatoria habla por sí sola.
Mientras tanto, en la CTA Autónoma que lidera Hugo “Cachorro” Godoy ya definieron sus lineamientos: se concentrarán en Rivadavia y Montevideo desde las 15, bajo las consignas “En defensa de los jubilados” y “Contra el FMI”. En declaraciones recientes, Godoy señaló: “Planteamos con claridad que es obligatoria la confrontación con esta experiencia neofascista del Gobierno para derrotarla en el menor tiempo posible”.
Desde la mesa chica de la CGT imaginan una plaza colmada como una postal potente para un oficialismo al que ven sin respuestas ante la crisis. “El verano del Gobierno terminó”, deslizó una voz de peso sindical, que además anticipa un agravamiento del escenario económico si la inflación continúa su escalada. En este contexto, creen que la central obrera tiene hoy una oportunidad para canalizar un descontento social que, según sus propias estimaciones, va en aumento.

Lo cierto es que, hasta hace poco, desde la CGT descartaban la posibilidad de avanzar con una medida de fuerza de este calibre. Así lo había expresado públicamente Andrés Rodríguez, el referente de UPCN, quien pese a sus críticas al rumbo económico no veía condiciones sociales para un paro general. Pero el escenario cambió.
El ajuste en el Estado, los despidos, la presión sobre los salarios en las paritarias y la amenaza de una reforma laboral impulsada por La Libertad Avanza provocaron un giro en la decisión de la CGT. En la Casa Rosada, sin embargo, le bajan el tono a los cambios introducidos por la ley Bases. “Fueron reformas laborales de baja intensidad. Se necesitan otras. No podemos seguir con la mitad de los trabajadores en la informalidad”, sostienen desde el entorno del Presidente.
Esa declaración no cayó bien entre los líderes de la CGT, que si bien mantienen algún canal informal de diálogo con funcionarios como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dejaron en claro que no hay margen para sentarse a negociar con ningún dirigente del partido de gobierno. La calle, esta semana, será su ámbito de expresión.