Jorge Fontevecchia y Marcelo Longobardi entraron con todo en uno de los baiteos literarios más grandes de los que se tenga registro: comentaron en su pase de Radio Perfil el libro Hipnocracia, firmado por el filósofo chino Jianwei Xun, que luego se descubriría que fue editado por el italiano Andrea Colamedici junto a dos plataformas de inteligencia artificial.
Tampoco es para escupir al cielo: cayeron también prestigiosos diarios y editores de todo el mundo, ya que el libro fue impreso y publicado con el nombre del filósofo ficticio. Su contenido era formalmente intachable y sus planteamientos están muy en línea con el tipo de reflexiones que otros pensadores – Byung Chul Han, Franco Berardi o Eric Sadin- han puesto de moda.
“En este revolucionario ensayo, Jianwei Xun analiza el surgimiento de una nueva forma de control social: la hipnocracia, un régimen que no censura ni reprime, sino que induce un trance funcional permanente mediante la modulación algorítmica de la conciencia colectiva”, dice la presentación del texto en su contratapa.
Por ello, el director de Perfil le dio una paradójica entidad al concepto creado con inteligencia artificial. “La hipnocracia sirve para definir una nueva forma de control, un gobierno de la conciencia, donde los ciudadanos no son oprimidos por la fuerza, sino seducidos por las narrativas manipuladas que simulan ser verdad”, comentó.
La hipnocracia sirve para definir una nueva forma de control, un gobierno de la conciencia, donde los ciudadanos no son oprimidos por la fuerza, sino seducidos por las narrativas manipuladas que simulan ser verdad
Jorge Fontevecchia
Marcelo Longobardi fue más lejos y consideró que Hipnocracia es el libro del año. El ex Radio Mitre remarcó que se plantea una “mezcla volcánica” entre la noción de relato, la emocionalidad, la tecnología y la inteligencia artificial. Además destacó la binariedad como un serio problema de la época. “Todo se ha vuelto muy binario, y todo el mundo intenta hurgar en qué cosa es uno, de qué lado está el asunto, se ha vuelto todo muy primitivo”, afirmó.
Tras descubrirse que Jianwei Xun no existía, los periodistas comentaron en un nuevo pase que, lejos de deslegitimar, esto refuerza más aún la tesis del libro. Todo es fake.