Carlos Volante, de larga pero olvidada trayectoria, revolucionó el fútbol al darle el nombre a su propia posición. Tanto en Argentina como en varios países de América y España se habla de volante a la hora de referirse a un jugador que se ubica en la mitad de cancha, ya sea para recuperar, organizar el juego, distribuir la pelota o ser un nexo entre la defensa y el ataque. Sin embargo, casi nadie sabe el origen de este término, y mucho menos que el protagonista es un futbolista argentino.
La ecuación es fácil. Cuando alguien habla de futbolistas que juegan de volante, los nombres que comúnmente salen son Fernando Redondo, Sergio Busquets, Ruud Gullit, Andrea Pirlo, Lothar Matthäus, Sergio Batista, Toni Kroos, Andrés Iniesta, entre otros. Quizá algún distinguido te nombre a un Johan Neeskens, Didí o Josef Masopust, pero en todo esto hay un patrón, y es que nadie nombra a Carlos Volante, quien fue el jugador que le dio el nombre a dicho puesto.
Su historia comienza en Lanús, lugar donde nació y se crió futbolísticamente. Carlos Volante integró las inferiores del Granate y jugó seis partidos con la primera entre 1924 y 1926. Su carrera en Argentina fue breve. Tras brillar en Platense, rendimiento por el cual fue convocado para jugar dos amistosos con la Selección Argentina, en 1931 firmó con el Napoli de Italia.
En aquella época, a principios de la década del 30, la Serie A estaba en pleno auge. Esto le sirvió para proyectar más su fútbol. Después del Napoli pasó por el Livorno y Torino, para posteriormente jugar en Francia, en clubes como el Rennes, Olympique de Lyon y Paris FC.

Su vida y carrera futbolística dieron un giro rotundo en 1938, cuando tuvo que huir de Europa junto a su familia por la Segunda Guerra Mundial. En una serie de eventos insólitos, Volante trabajó como masajista de la Selección de Brasil en el Mundial de Francia de ese mismo año. Durante los entrenamientos con el plantel, tanto los entrenadores como los dirigentes de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) notaron su gran capacidad para jugar de mediocampista central.
Cómo fue que Volante le imprimió su nombre a la posición en el mediocampo
Una vez finalizada la Copa del Mundo, Volante, de ya 34 años, firmó con el Flamengo. Pese a la edad, se convirtió en el cerebro del mediocampo del Mengão. Aquel equipo legendario, que contaba con figuras como Leónidas y Domingos Da Guia, se consagró campeón de tres ediciones del Campeonato Carioca en 1939, 1942 y 1943.
El entrenador del Fla de aquel momento, Flavio Costa, comenzó a usar el término 'volante' para referirse a la posición 'centre half'. La llegada de un jugador paraguayo llamado Modesto Bría, quien reemplazaría años después a Volante por su edad, marcaría un antes y un después en la historia del fútbol.

"El técnico de Flamengo que empezó usar esa terminología sería Flávio Costa, que después dirigiría a Brasil en el Mundial 1950. El jugador al que le pidió que jugara ‘de volante’ sería Modesto Bría, un paraguayo que llegó a Flamengo en 1943 justamente para reemplazar al argentino, ya veterano. 'Quiero que juegues como volante', le decía. Más que definirle una función técnica, Flavio quería decirle a Bría que jugara con la garra de Volante, que se entregase totalmente, algo muy característico en aquellos jugadores argentinos y que entonces les faltaba a los brasileños", relató Felipe Soutinho, integrante del Centro de Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF).
Al respecto, el periodista y vicepresidente del CIHF, Oscar Barnade, confirmó: "El puesto en un momento era half y luego midfield, que significaba mediocampista. No se llamaba volante a los que jugaban en el medio. En esa época había mucha cantidad de jugadores argentinos en Brasil, pero a partir de ahí, por sus características, su apellido quedó instalado como un nombre de un puesto. Después esa referencia al puesto vino y comenzó a utilizarse acá en la Argentina".
Volante disputó 161 partidos con la camiseta del Flamengo. Después de su retiro, volvió a Lanús para comenzar su trayectoria como entrenador. Dirigió al Granate durante 30 partidos entre 1945 y 1946, pero como su esposa extrañaba Brasil, decidió pegar la vuelta. Fue técnico del Inter de Porto Alegre, club en el que se consagró bicampeón gaucho en el 1947 y 1948. Incluso, durante su estadía en el Colorado no perdió ninguno de los 12 clásicos que su equipo jugó contra Gremio.
El día que Carlos Volante le dijo "no" a Garrincha
Tras su paso por el Inter de Porto Alegre, finalmente regresó a Río de Janeiro, su gran amor. Allí formó parte del staff técnico de Vasco da Gama, donde sería el encargado de los entrenamientos del club. Un día, un joven de 16 años con piernas chuecas llegó al entrenamiento para probarse. Era ni más ni menos que Mané Garrincha, quien años después sería considerado el mejor wing de la historia.
Según el escritor brasileño Ruy Castro, "al ver a Garrincha descalzo y de medias entre la multitud de chicos, Volante le preguntó por qué no tenía botines. A Garrincha le había dado vergüenza presentarse con su calzado viejo y roto, y además pensó que en Vasco le prestarían botines, pero Volante lo despidió allí mismo: ‘Descalzo no se puede entrenar’. Garrincha diría más tarde que Volante había mirado sus piernas torcidas y lo había llamado ‘lisiado’. Sin embargo, nadie pudo confirmar la veracidad de esos dichos".
Los últimos años de vida de Volante y su paso a la inmortalidad
Otra de las grandes hazañas de Volante fue lo conseguido con el Bahía en 1959, cuando se convirtió en el primer entrenador extranjero en ganar un título en el país. Fue campeón de la Copa de Brasil frente al Santos de Pelé. Aunque el astro brasileño estuvo presente en los dos partidos, finalmente no se presentó en el desempate, que terminaría con victoria por 3 a 1 para el equipo de la ciudad de Salvador.

Volante fue el único entrenador extranjero en ser campeón en Brasil hasta el 2019, cuando el Flamengo ganó el Brasileirao con el portugués Jorge Jesús. Una vez terminada su carrera en el fútbol, emigró a Italia, donde pasó sus últimos años de vida. Murió en Milán el 9 de octubre de 1987, a sus 76 años.
Aunque su exitosa carrera haya quedado en el olvido, Volante dejó una huella en el fútbol. Su mayor legado fue entregar su apellido para que sea utilizado para referirse a una forma de jugar. A su forma de jugar. La frase "jugar de volante" permanecerá inmortalizada e, indirectamente, le hará honor a su estilo.