La película La noche de los lápices (1986), los "facho" y "milico de mierda" que le dedicaban a su apropiador los pibes del barrio y la palabra de una hermana de crianza 20 años mayor que, a poco de morir su madre, le soltó: "Nosotros dudamos de que González sea tu papa" son algunas de las marcas que Daniel Santucho Navajas, el Nieto 133, reconstruyó en su biografía por la identidad. Para acercarse a su historia necesitó unir cientos de retazos más: rostros, anécdotas, discursos, preguntas.
Hijo de Cristina Navajas -que continúa desaparecida- y Julio Santucho, militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), Daniel Santucho recuperó su identidad en julio de 2023 y se dispuso a contar su historia de primera mano; una forma de reclamar su autonomía frente a los años cuarenta y seis años de oscurantismo perpetrado por sus apropiadores.
Una forma de enseñar el proceso hacia la restitución de la identidad que es el derecho de los 30.000 desaparecidos y de los cientos de bebés robados durante la última dictadura cívico-eclesiástico-militar. Un acta de nacimiento, una fé de bautismo y unos análisis de laboratorio fueron la parte rutinaria del trámite, pero lo que significó en su vida este cambio es difícil de imaginar. "¿Se imaginan enterarse ahora, en el momento en el que leen este libro, que no son la persona que toda la vida creyeron ser?", nos interpela Daniel, el Nieto 133, en su relato.

Daniel Santucho Navajas, Nieto 133
El pequeño Daniel, cuenta en su relato de emancipación un Daniel ya adulto, convivió con relatos difusos y versiones que se contradecían sobre su origen desde que tuvo conciencia. Cuando le pedía respuestas a su apropiador, Estanislao González, Policía Bonaerense y discípulo del torturador Etchecolatz, y a su "madre" Elvira, sus explicaciones nunca se condecían. La duda de Santucho Navajas lo llevó a perseverar y la palabra compañera de su expareja María lo impulsaron a acercarse a Abuelas de Plaza de Mayo para encontrar la verdad.
En la sede de la organización, cuando en 2023 finalmente se animó a acercarse después del primer intento en 2019, lo esperaba Manuel Gonçalves, el Nieto recuperado número 57. Un viaje en el tren Roca desde Burzaco, la localidad del conurbano bonaerense donde creció, y una combinación de subtes lo separaban de su nueva vida.

Ese día Daniel se convirtió en el Nieto 133, habló por videollamada con su hermano Miguel, y se enteró de su nueva familia: tenía otros dos hermanos, Camilo y Florencia; sobrinos, primos y tíos. Y una historia de lucha por la verdad que impulsó a todos los integrantes.
Su abuela, Nélida Gómez de Navajas, fue una activista por los derechos humanos e incansable buscadora de su hija, Cristina, que fue secuestrada del departamento de la familia sobre la calle Warnes 735 con dos meses de embarazo y condenada a parir en cautiverio en el Pozo de Banfield, uno de los centros clandestinos de detención del sur del Conurbano-. Nélida sabía de su nieto y murió buscándolo en 2012. Daniel le dedica su libro como un homenaje.
Apropiación y libertad
El apropiador de Daniel Santucho Navajas, González, se lo llevó del centro y apareció, impune, en la casa que compartía con Elvira en Burzaco. Ese día había una reunión y la frase "lo traje del trabajo" recorrió la reunión. Nadie preguntó de dónde había salido ese bebé, porque la maquinaria de avasallamiento contra los derechos que se sistematizó durante la última dictadura tenía dimensiones colosales. Le puso de fecha de nacimiento 24 de marzo de 1977, orgulloso del Golpe de Estado, una muestra de crueldad que hiela la sangre. Su cumpleaños es el 10 de enero de 1977. Ahora el Nieto 133 tiene una historia de justicia que comunicar.
Hoy en día, el consenso social contra la crudeza de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por los militares durante la última dictadura, se rompió. El relato en primera persona de un bebé apropiado que tuvo revancha es urgente. Para las nuevas generaciones, -en primer lugar, sus hijas, Camila y Milagros- Daniel Santucho Navajas escribió este libro. Bienvenidos.