El Papa Francisco murió este lunes 21 de abril a las 7:35 (hora de Roma) en su residencia del Vaticano, la Casa Santa Marta. La noticia fue confirmada oficialmente por el cardenal Kevin Joseph Farrell a través de un video difundido por el Vaticano en la mañana europea, conmocionando al mundo entero y marcando el fin de una era en la historia de la Iglesia Católica.
Según las precisiones que trascendieron desde el Vaticano, el Papa Francisco murió mientras dormía a causa de un paro cardíaco. Tenía 88 años y una salud que venía deteriorándose en los últimos meses, a pesar de que desde su entorno se aseguraba que su estado era “estable”. La información fue confirmada por el periodista Nelson Castro en el canal TN.
Sin embargo, la Santa Sede luego confirmó el motivo del deceso y las últimas horas de Bergoglio: el papa Francisco murió por un derrame cerebral y un posterior paro cardíaco. En el certificado de defunción, detallan que el Papa tuvo "un derrame cerebral, coma y colapso cardiovascular irreversible".
El sumo pontífice, nacido en Buenos Aires como Jorge Mario Bergoglio y convertido en el primer Papa argentino y latinoamericano, deja un legado enorme tanto dentro como fuera del Vaticano. Su figura trascendió lo religioso y se convirtió en una voz clave en debates sociales, económicos y políticos de alcance global. Su muerte representa una pérdida profunda para millones de fieles alrededor del mundo.
Un cuadro clínico que venía complicándose
El Papa Francisco había atravesado varias internaciones durante el último tiempo. La más reciente y prolongada fue en el hospital Gemelli de Roma, donde pasó 38 días internado por una doble neumonía. Fue una etapa compleja que obligó a modificar sus tratamientos en varias ocasiones y que dejó secuelas en su sistema respiratorio.
Lo internaron por una bronquitis el 14 de febrero, y su evolución fue seguida con atención tanto por los médicos como por el Vaticano. Días después de esa internación, los profesionales detectaron una neumonía bilateral que agravó su estado general.
Ya a fines de febrero, una fuente del Vaticano había informado a la agencia AFP que el Papa Francisco había salido del estado “crítico”. Sin embargo, pocas horas después, se confirmó que había sufrido una crisis de broncoespasmo que agravó súbitamente su cuadro. Desde entonces, los partes médicos alertaban sobre un “empeoramiento repentino” de su condición respiratoria.
Al cabo de unas sutiles mejoras, el 23 de marzo fue dado de alta para completar su recuperación, de un estimado de dos meses, en su residencia. Pese a ello, este lunes 21 se conoció la noticia, algo repentina, de su fallecimiento.
La última aparición pública del Papa Francisco
La última vez que se vio al Papa Francisco en público fue este domingo, durante la bendición de Pascua desde la plaza de San Pedro. Allí apareció en silla de ruedas, sin cánulas nasales de oxígeno y acompañado por miles de fieles que se acercaron para el Domingo de Resurrección. A pesar de su presencia, su frágil estado de salud era evidente.
El Papa Francisco será recordado por su estilo austero, su cercanía con los sectores más humildes y su rol reformista dentro de la Iglesia. Su muerte no solo impacta al mundo católico: también marca el cierre de un capítulo clave en la historia contemporánea. La Iglesia inicia ahora un proceso de duelo y transición, mientras se espera la convocatoria al cónclave que elegirá a su sucesor.
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