En medio la despedida mundial al Papa Francisco tras su fallecimiento la madrugada de este lunes 21 de abril, el Gobierno porteño, a cargo de Jorge Macri, envió un proyecto a la Legislatura porteña para renombrar la estación Catedral de la Línea D de Subte en homenaje a Bergoglio.
"Envié un proyecto a la Legislatura para que la estación Catedral de la línea D pase a llamarse 'Catedral – Papa Francisco'", escribió Macri desde sus redes sociales, al tiempo que adjuntó el documento con el proyecto de Ley, un homenaje y un recordatorio "para las generaciones futuras" del legado del Papa. Francisco, antes de su pontificado, fue el arzobispo de Buenos Aires entre 1998 y 2001, hasta que Juan Pablo II lo nombró cardenal.
Durante sus años como cura, obispo y arzobispo de Buenos Aires recorrió los barrios porteños en transporte público como la gente de a pie y brindó durante largos años misa en la Basílica San José de Flores, el templo donde dio sus primeros pasos dentro de la Iglesia cuando se ordenó.

"Es un homenaje al primer Papa argentino, pero también al vecino porteño que, pasando casi inadvertido, caminó entre nosotros con humildad. Francisco fue ese ciudadano que viajaba en subte hacia la Catedral y el Arzobispado. En los andenes bendecía, saludaba, escuchaba a quien se le acercaba buscando consuelo o ayuda", expresa Jorge Macri en su posteo.
El Papa Francisco, fiel porteño
Tras su muerte, además, comenzó a circular una fotografía de Jorge Bergoglio, antes de ser Papa Francisco, viajando en el Subte A. Una marca de la identidad porteña del Papa, que lo acompañó hasta el final. El registro le pertenece al fotoperiodista Pablo Leguizamon, quien sacó la fotografía en mayo de 2008 de casualidad.
Según la historia del periodista, el 24 de mayo de 2008 se iba a realizar el Corpus Christi y Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires en ese entonces, antes de la misa se reunió con víctimas de Cromañón y jóvenes de distintas congregaciones en Plaza Miserere, reconstruye el medio digital Corta.
Cuando el fotógrafo lo vio de lejos entre la multitud, comenzó a seguirlo, saltó el molinete para alcanzarlo y se subió al mismo vagón. Ahí, hizo muchas tomas pero ninguna lo convenció, porque venía abarrotado de gente y el Subte se movía. Finalmente la consiguió pero, en ese momento, nadie se la quiso comprar. Recién en 2013, cuando Bergoglio se convirtió en Papa, la agencia AP ofertó.
