El pasado 10 de febrero, Francisco recibió a Nikas Stepanovich Safronov que es, probablemente, el artista ruso actual más reconocido a nivel mundial.
El papa ya estaba enfermo y sus asesores le advirtieron a Safronov que el encuentro probablemente no podría extenderse por más de dos minutos. Ese día, sin embargo, el pontífice y el pintor estuvieron reunidos tres cuartos de hora.
Y es que Safronov logró tocar la fibra más íntima de Francisco con una pintura de la basílica de San José de Flores, que lo conectó directamente con su juventud, cuando allí escuchó el llamado sacerdotal.
Esa pintura, luego, corrió la extraña suerte de viajar por seis meses al espacio exterior, gracias al cosmonauta Oleg Artemyev, que es amigo del pintor y le ofreció llevar alguno de sus cuadros al espacio.
Gracias a la intermediación de la Casa de Rusia de Buenos Aires- con intérprete incluida-, Esnota conversó con el célebre artista ruso que, desde su estudio en Moscú, le envió sus condolencias a todo el pueblo argentino y relató su historia con Francisco.

-¿Por qué hiciste un cuadro sobre la iglesia de San José?
- Fue en 2017, en que estuve por última vez de visita en Buenos Aires. Me producía mucha emoción hacer ese cuadro porque sabía que él comenzó allí su ministerio y por eso me pareció importante hacer este cuadro porque toda su vida me produjo mucho respeto. No era una idea muy ambiciosa en ese momento. Pensaba que sería bueno si Francisco la llegara a ver algún día, pero no pensé que iba a llegar a esta magnitud. No lo podía ni soñar.
Hice un pequeño borrador del dibujo que luego emprolijé y acabé. Dejé este cuadro en mi estudio sin saber bien qué hacer ni cómo avanzar con esto.

-¿Y cómo llegó tan lejos?
-En 2022 entablé amistad con algunos cosmonautas y funcionarios espaciales rusos, entre ellos Oleg Artemyev. Me propusieron llevar al espacio uno o dos cuadros mío y a mí me pareció una idea linda que llevara este de la basílica de San José de Flores, que estuvo volando por el espacio durante seis meses.
-¿Cómo se enteró de esto el papa?
-En el año 2024 conocí al embajador ruso en el Vaticano, Iván Soltanovsky, y le dije que tenía estos cuadros. Fue él quien se lo comentó al papa y le mostró dos cuadros: un retrato y la basílica. El retrato lo dejó más o menos neutral, pero cuando vio la basílica se emocionó y le pidió al embajador que ‘el pintor ruso lo visitara’. Era algo atípico, porque no fui yo el que pidió la audiencia, sino que fue él quién me preguntó cuándo lo podía visitar, un gran honor. Así fue como el 10 de febrero tuve la dicha de reunirme con él.

-Ah, ya estaba bastante enfermo por entonces
-Sí, me dijeron que el papa estaba sintiéndose mal antes de esto y tuvimos que esperar. Pregunté si podía llevar conmigo a mi hijo, que es pianista y que ensayó varias obras para mostrarle, entendiendo que es una persona sensible al arte. Nos aceptó, aunque lo único es que en vez de recibirnos en una sala oficial, lo hizo en su habitación personal. ‘Solo dos minutos porque se siente mal’, nos dijeron antes. Pero allí la conversación se extendió y nos permitió estar mucho más. Recuerdo que tenía en su sala diferentes cuadros de pintores rusos itinerantes de finales del SXIX. Eso me conmovió a mí personalmente.
-¿Y cómo fue la recepción que hizo de tu obra?
-Fantástica. Con el cuadro de la basílica se conmovió mucho. Comenzó a llorar y luego dijo que lo había recibido como un mensaje muy puntual del corazón del artista al corazón suyo. Que esta pintura había logrado en él despertar de manera vívida el recuerdo de su juventud y del comienzo de su vida espiritual. Luego le compartí un video del cosmonauta y con inteligencia artificial lo hice hablar en italiano y no lloró, pero se le humedecieron los ojos por segunda vez.
La obra de Safronov en el espacio
-¿Y cómo interpretó el viaje espacial de ese cuadro?
- Quiso decir, según entendí, que cuando la basílica estuvo en el espacio cósmico estuvo más cerca de Dios.
Hablamos de artes. Resultó ser un gran apreciador de nuestros clásicos: Pushkin, Tolstoi y Dostoievski. Él dijo que el arte ruso es universal, no tiene fronteras y trasciende en su impacto emocional a diferentes culturas. Los ayudantes me dijeron que posiblemente es el único papa que tiene tanto cariño a Rusia (Nota de la R: En 2016, Francisco se transformó en el primer papa en reunirse con el patriarca ortodoxo de Rusia desde el año 1054). Él siempre buscó lo espiritual de cada país, sin fijarse tanto en la coyuntura política. Luego, me dio su bendición para hacer una exposición en el Vaticano y nos despedimos de una manera tan cálida y emotiva, que lo sentí como un compatriota, un amigo.
-¿Fue importante para vos ese encuentro?
-Fue tremendo e inesperado, porque nos dio una atención espectacular. Nos entregó medallas, pero lo que más me marcó fue su actitud.
Creo que él tenía cierto presentimiento de que le quedaba poco, porque dijo que era importante para él pasar tiempo con gente de arte. Habló sobre el estado actual del mundo, lleno de gente que lo destruye de diversas maneras, pero sobre todo a través de las armas. En este escenario, él valoraba mucho a quien ayudara a conectar a los pueblos a través del arte. Creía, como yo, que eso sirve para tender puentes entre los humanos y recobrar la esperanza. ‘Prefiero recibir a gente como vos’, me dijo. Fue un encuentro muy importante para mí. Guardo el mejor recuerdo de él y recé, hasta ahora, cada tarde por su salud. Por eso transmito mis condolencias a todos los argentinos y latinoamericanos, porque las personas como él, tan luminosas, nos hacen falta.

-¿Qué pasó después?
-Nuestro encuentro produjo un efecto sensacional en los medios rusos e incluso apareció en algunos medios europeos. Luego supe que fui el primer pintor recibido por el papa Francisco y monté una exposición que incluía esas obras y otras sobre Italia y el espíritu franciscano de la primavera. La muestra duró dos meses y recibió más de 150 mil visitantes. Entre ellos, varios argentinos.
-¿Te gustaría mostrar esta obra acá?
-Con mucho gusto. Tuve la dicha de visitar en 2012 y 2017, me pareció una gente muy especial, extremadamente abierta, que te escuchaban abiertamente, libre de prejuicios en general. Eso como artista lo valoro mucho. Ahora con más razón, quisiera ir a Argentina y llevar estas pinturas que emocionaron al papa. Sería mi homenaje y una linda manera de decirle adiós a un pontífice como él, que fue de tantos, y que yo creo que debería ser canonizado, porque logró conmover a todo el mundo.
