En medio del otoño y el invierno, cuando los resfríos y las afecciones respiratorias se vuelven moneda corriente, una hierba ancestral mapuche vuelve a ganar protagonismo: el matico. Esta planta, utilizada desde tiempos prehispánicos por los pueblos originarios del sur de América, destaca por sus propiedades medicinales que van desde proteger los pulmones hasta acelerar la cicatrización de heridas.
El matico, o Buddleja globosa, es conocido también como la “hierba del soldado” por su uso tradicional en la curación de lesiones en batalla. Pero sus beneficios van mucho más allá. Hoy la ciencia empieza a validar muchas de las cualidades que la medicina indígena ya conocía desde hace siglos.
En esta nota te contamos todo sobre esta hierba ancestral: para qué sirve, cómo se usa, qué precauciones hay que tener y qué dice la ciencia sobre sus efectos. Porque en tiempos donde la salud es prioridad, volver a lo natural puede ser una gran idea.

¿Qué es el matico y por qué lo usan los mapuches?
El matico es un arbusto que crece en zonas selváticas y costeras de Chile, Perú y el norte de Argentina. Tiene hojas de color verde oscuro, flores amarillas y puede alcanzar hasta 4 metros de altura. En la tradición mapuche, es una hierba ancestral sagrada, regalo del dios Ngenechen para curar a su pueblo.
Durante generaciones, se ha usado en rituales de sanación y en tratamientos naturales. Su fama de “planta milagrosa” no es casual: tiene propiedades cicatrizantes, antimicrobianas, antioxidantes y analgésicas, lo que lo convierte en un comodín para tratar dolencias variadas.

Propiedades medicinales del matico
Entre los beneficios más destacados de esta hierba ancestral, encontramos:
- Cicatrizante potente: útil para curar heridas, úlceras y lesiones de piel.
- Antioxidante natural: combate el envejecimiento celular y previene el daño de los radicales libres.
- Diurético y digestivo: ayuda a depurar el organismo y a aliviar trastornos gástricos.
- Analgésico y antiinflamatorio: útil en casos de dolor crónico o inflamaciones leves.
- Antiséptico y antimicrobiano: ideal para prevenir infecciones tanto internas como externas.
Todo esto convierte al matico en una hierba ancestral clave para cuidar el cuerpo, sobre todo en épocas frías, donde las defensas bajan y necesitamos un refuerzo natural.

Cómo preparar y tomar el matico
La forma más común de aprovechar esta hierba ancestral es en infusión. Prepararla es sencillo:
- Herví un litro de agua.
- Agregá una cucharada de hojas secas de matico.
- Dejá hervir 10 minutos.
- Apagá el fuego y dejá reposar unos minutos.
- Colá y, si querés, endulzá con miel o stevia.
Podés tomar hasta tres tazas al día para tratar problemas respiratorios, digestivos o incluso para acelerar la recuperación de heridas. También se puede usar en forma de cataplasma o ungüento sobre la piel.

Precauciones y contraindicaciones
A pesar de ser una hierba ancestral con múltiples beneficios, el matico no está exento de precauciones:
- No se recomienda para personas diabéticas, por sus efectos sobre la cicatrización.
- Evitá su consumo si estás embarazada o en período de lactancia.
- Consultá con un médico si estás bajo tratamiento crónico o tomás medicación regularmente.
Como siempre con los remedios naturales, lo ideal es consumir con moderación y asesoramiento profesional. La clave está en el equilibrio.
Más allá del matico: otras hierbas ancestrales para el invierno
Además del matico, hay otras hierbas ancestrales que pueden ayudarte a fortalecer el organismo durante los meses fríos. Algunas infusiones populares incluyen:
- Tilo y valeriana: para relajarse y dormir mejor.
- Eucalipto y jengibre: ideales para descongestionar y subir las defensas.
- Ortiga y diente de león: para depurar el organismo y combatir la inflamación.
La sabiduría de los pueblos originarios vuelve a estar en el centro de la escena. Y con razón: en la hierba ancestral del matico encontramos un aliado poderoso para cuidar nuestros pulmones, cicatrizar heridas y fortalecer el cuerpo de forma natural. Ideal para atravesar el invierno con otro aire.