Thursday, 15 de May de 2025 Nubes 19.2 °C nubes
 
Lunes, 11 de Octubre de 2021 Nubes 19.2 °C nubes
 
Dólar BNA: $1153
Dólar Blue: $1165
Deportes

Boca está en deuda: la paciencia se acaba y Riquelme debería tomar nota

En Boca la falta de autocrítica sobre las malas decisiones lo fueron llevando a un laberinto del que parece no haber salida. Teléfono, Román.
Boca

Boca perdió el Superclásico, y de la noche a la mañana la dirigencia decidió echar a Fernando Gago. Decisión lógica por ser un DT que demostró no estar a la altura del club, pero en un momento cuestionable por lo inmediato de la derrota con River y por lo cercano a un momento de definiciones como los playoffs del Torneo Apertura. Porque, a pesar de todo, Boca está puntero. Y se viene el Mundial de Clubes. "No estamos deuda", dijo Marcos Rojo el domingo. ¿En serio?

Gago nunca tuvo que haber llegado al banco de Boca. Se sabía de sus particularidades como entrenador, su tosudez y soberbia, aspectos que ya había demostrado en Racing. Además, a pesar de haber sido un excelente futbolista, nunca conectó del todo con el hincha Xeneize. Pequeño disclaimer: llama la atención como quien supo ser un gran mediocampista desprecia tanto ese sector del campo a la hora de armar un equipo.

Planteos tácticos insólitos -como el del domingo pasado-, cambios inexplicables durante los partidos y declaraciones irritantes en las conferencias de prensa. A esto se le puede sumar el "lenguaje corporal de convencimiento" (Demichelis dixit), pero de derrota permanente que transmitía a los hinchas, y probablemente, a los jugadores. Su cara de resignación y preocupación constante (recordar la tanda de penales con Alianza Lima) exasperaba a cualquier hincha de Boca. Su salida, a pesar del mal timing, se celebra.

Ahora vendrá la danza de nombres, pero poco importa realmente quien será el encargado de dirigir a Boca si no se modifican algunas cuestiones del funcionamiento interno. Riquelme debería darse cuenta, asumir, que si tiene que estar echando entrenadores cada 6 meses es porque está haciendo las cosas mal. Desde el inicio de su carrera dirigencial (primero como vice, ahora como presidente), ya pasaron seis DTs, de los cuales solo Miguel Ángel Russo duró más de un año, y con pandemia de por medio.

El banco de Boca, una picadora de carne

Tras la salida de Russo -quizás el único que estuvo a la altura- Riquelme apostó por un proyecto 100% bostero: subir a Sebastián Battaglia, que era el DT de la Reserva, y empezar a darle forma a un equipo con enormes apariciones de juveniles que prometían mucho. Después de un comienzo un poco tembloroso, levantó el nivel y salió campeón de la Copa Argentina y la Copa de la Liga. Al año siguiente lo echaron en una YPF por haber criticado públicamente que no le dieron los refuerzos que había pedido, tras quedar eliminado de la Libertadores, a pesar de jugar una buena serie con Corinthians.

La dirigencia de Boca entonces decidió seguir por la misma vía y subió a Hugo Ibarra, que había reemplazado a Battaglia en Reserva. Su Boca nunca jugó bien, pero a base de individualidades (particularmente pibes del club) logró salir campeón de la Liga. Al comienzo del año siguiente, ganó la Supercopa Argentina, pero un puñado de malos resultados signaron su suerte: afuera tras ocho meses de trabajo.

Boca
Entre la primera y la última foto pasó un año y medio. Ahora se agregará una más.

Después llegaría Jorge Almirón, un DT que no era del riñón del club pero que era del gusto de Román. Su equipo jugó peor todavía y el desempeño en el torneo local fue paupérrimo, aunque misteriosamente llegó a la final de la Copa Libertadores. Tras perderla, renunció a falta de un par de encuentros para que finalizara el año, a siete meses de haber llegado. Así, Boca necesitaba algunos resultados para poder entrar a la Copa del año siguiente, pero no se llegó. Al comienzo del 2024, decidieron cambiar la estretegia y fueron por otro perfil de entrenador: Diego Martínez.

Martínez fue sin duda el que mejor hizo jugar a Boca de todos los entrenadores mencionados, quizás a excepción del comienzo de Russo. Sin Libertadores, era una buena oportunidad para barajar y dar de nuevo. Perfil bajo, espíritu de profe de educación física y con pasado en las inferiores del club, donde había tenido a varios de los jugadores de Primera. Con un plantel cortísimo (plagado de futbolistas con ciclos cumplidos y lesiones a mansalva) logró una base sólida y buen juego, pero la falta de refuerzos de jerarquía, e imprudencias -por no decir imbecilidades- de algunos jugadores en partidos clave, le hicieron el trabajo cuesta arriba. Lo despidieron tras nueve meses, y fue cuando llegó Gago, que duró seis.

Riquelme, el Consejo del Fútbol y la lógica que no se va a dar

Da la sensación de que el máximo ídolo del club, ahora responsable de las riendas de la institución, está desorientado. Pero lo peor no es eso, sino que no exista una autocrítica. Riquelme siempre fue un personaje conflictivo, pero en sus tiempos de jugador se podía hacer caso omiso porque nos embelezaba con su magia dentro del campo de juego. Hoy su lugar es otro, y parece no comprender la responsabilidad que tiene en sus manos. O peor, la comprende y no le importa, lo que sería totalmente desgarrador para quienes lo queremos y militamos para que llegara a donde hoy está. La cuestión es que, al menos desde lo deportivo, no está rindiendo como debería.

Hay un detalle no menor, y es que sumado a su personalidad, Román se metió con intereses muy grandes. Apalancado en una lógica defensiva -entendible desde los ataques mediáticos, políticos y judiciales de los que es víctima- Riquelme solo confía en su núcleo duro. No va más. Es urgente que baje la guardia, dosifique su soberbia, y acepte que necesita ayuda para las decisiones futbolísticas.

Boca

Como primera medida, sería lógico que se disuelva el Consejo del Fútbol. Pero Boca no suele ser un club donde impere la lógica y el sentido común. ¿Cuál es la explicación para que hayan pasado seis entrenadores distintos y no haya habido ni una sola modificación en esta invención dirigencial, cuando es justamente el responsable de elegir a los técnicos? El trabajo que hacen Mauricio Serna, Marcelo Delgado, Raúl Cascini y Jorge Bermúdez es el mismo que generalmente hace un mánager. Su persistencia solo se explica por la necesidad de Riquelme de tener a su gente de confianza cerca.

Es que, además de los técnicos, también son los responsables de los refuerzos, área donde estos seis años de gestión también los deja mal parados. La lógica de la austeridad extrema, confianza ciega en futbolistas a los que no les da la talla o que se les pasó la hora y, de nuevo, la falta de autocrítica sobre esas malas decisiones, fueron llevando a Boca a un laberinto del que parece no haber salida. Ya son dos años seguidos sin Copa Libertadores y sin títulos.

A ver a ver los jugadores si pueden oír...

Así llegamos a un Boca donde sus máximos referentes dentro del campo de juego son, al mismo tiempo, los más apuntados por la hinchada. Marcos Rojo hace rato no tiene nivel para ser titular, y ante su bajo nivel, quiere compensar con violencia que en más de un partido le costó una expulsión. Y si no es con juego brusco, es con la "guapeza" para la tribuna, o peor: la chicana, que sin juego ni resultados, solo lo expone más. Para colmo, se da el lujo de afirmar que el equipo no está en deuda con la gente.

A esto se suman las salidas nocturnas después de derrotas dolorosas para los hinchas, los viajes y ausencias injustificadas. El chileno Carlos Palacios, por ejemplo, no dio dos pases seguidos con River y se fue haciendo gestos a la tribuna para después huir a su país natal aprovechando el insólito día libre tras la derrota en el Superclásico. Ya había pegado un faltazo anteriormente.

A Sergio Romero, que ya le estaba costando mucho sostener su titularidad, lo tuvieron que correr recién cuando casi se agarra a trompadas con un plateista después de haber perdido con River en La Bombonera. Ahora, ya sin lugar en el equipo pero aún siendo parte del plantel, se lo vio en la previa de una nueva derrota en el Superclásico disfrutando de su nuevo y extravagante auto de alta gama.

Casos como estos hay muchos. Los jugadores de Boca parecen no darse cuenta donde están jugando y no se cuidan. Uno tendería a pensar que es algo generacional, que hoy los futbolistas solo piensan en plata, salir de joda y disfrutar la fama; pero ni Rojo ni Romero son pibes. Son quienes deberían dar el ejemplo, y a pesar de no hacerlo, se los sostiene como estrellas.

Para cerrar, hay que hablar también de los hinchas. Porque hoy en Boca está funcionando todo mal: dirigencia soberbia, DT (ya echado) miedoso, jugadores tontos, y la gente en la eterna pose de "hay que alentar porque esto es Boca". Vale más la fotito con Cavani para subir a Instagram que el reproche después de errar un gol abajo del arco con Alianza Lima. Y en la cancha lo mismo. Pasan los años, pasan los jugadores, la 12 está presente y no para de alentar. Tal vez es hora de hacerse sentir un poco más sin tanta careta.

Está pasando

Icono cerrar