En una esquina bien platense, donde los aromas invitan a frenar el paso y asomarse a la vidriera, nació el primer bodegón del país especializado en focaccias, ese pan esponjoso y lleno de sabor que los tanos trajeron en la memoria y que ahora tiene su homenaje bien porteño. Se trata de Lebrel, un proyecto que empezó en plena pandemia y que hoy es mucho más que una panadería: es un restaurante, una proveeduría y, por sobre todo, un rincón donde se come como en casa de la nona.
La historia de este bodegón moderno comienza con Augusto Fernández Rubbi y Agustina Risso —o Sam y Tina, como les gusta que los llamen—, una pareja que convirtió una receta improvisada en un fenómeno gastronómico y emprendió una aventura que ya lleva cinco años. Inspirados por sus raíces italianas y empujados por la cuarentena, empezaron a amasar en su departamento, sin saber que estaban dando vida a una focacceria sin precedentes en la Argentina.
Lebrel se consolidó como el primer bodegón del país en dedicarse de forma especializada a la focaccia, elevando este pan típico del norte de Italia a la categoría de plato gourmet. Desde sus inicios con entregas caseras, la propuesta evolucionó hasta contar con tres locales en La Plata, cada uno con identidad propia: la focaccería original, una panadería y una proveeduría. Pero el corazón del proyecto es el bodegón - restaurante donde no sólo se sirven focaccias al corte y sándwiches con carnes curadas, sino también pastas, guarniciones de estación y postres clásicos de la cocina italiana.

¿Qué se puede comer en este bodegón focaccero?
La estrella de la casa, por supuesto, es la focaccia al corte, con combinaciones que hacen salivar: la de champiñones, queso azul y reggianito; o la versión con gírgolas, crema de zapallo y dos quesos. También hay sándwiches memorables, como el de porchetta, que se volvió uno de los más pedidos. Y para cerrar con dulzura, el tiramisú de la abuela Gina se lleva todos los aplausos.
Los precios de los platos que más salen varían entre los $8.000 y los $12.000 -valor que puede variar teniendo en cuenta la inflación- y si bien la carta está centrada en la focaccia, el bodegón propone una experiencia más amplia, con platos que honran la tradición italiana y productos de elaboración 100% artesanal, con panes de larga fermentación y sin atajos industriales.

¿Cómo llegar desde CABA?
Para quienes están en la Ciudad de Buenos Aires y quieren conocer este bodegón que está dando que hablar, el viaje es sencillo. Desde Constitución se puede tomar el tren Roca hasta la estación La Plata y luego caminar unas cuadras o tomar un colectivo local. El restaurante principal de Lebrel se encuentra en la calle 54 N°495, entre 4 y 5, en pleno centro platense. También tienen otro local sobre calle 10 entre 45 y 46, pensado como una especie de almacén europeo, donde la ambientación acompaña la propuesta gastronómica.

Un bodegón con identidad, historia y propósito
Más allá de su propuesta culinaria, Lebrel es un proyecto con impacto real. Hoy emplean a más de 50 personas de forma directa y proveen focaccias a más de 40 locales de la ciudad. Pero para Sam y Tina, lo más valioso no es el crecimiento económico ni los reconocimientos (fueron declarados de interés cultural y gastronómico en La Plata), sino haber creado un lugar donde la gente se siente en casa.
Un bodegón distinto, con alma italiana y corazón argentino, que demuestra que cuando hay pasión, trabajo y buenas recetas, los sueños sí se pueden amasar.
Foto: redes sociales (X: @damitheomen)