El cuerpo de Santa Teresa de Jesús se conserva increíblemente a más de 440 años de su muerte ocurrida en el año 1582 y cientos de personas acudieron en Salamanca, España, a la basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen en Alba de Tormes con el propósitos de ver sus restos.
La exhibición es todo un acontecimiento, ya que su cuerpo permanecía oculto desde 1914. 111 años después, el sepulcro puede visitarse hasta el próximo 25 de mayo. Durante la exposición se realizan misas, actos religiosos y actividades culturales en torno a su figura.
Los restos de Santa Teresa se exhiben a través de un cristal en un féretro de plata y mármol. Debido a sus ropajes, sólo se pueden ver su rostro y sus pies. Pero lo más impactante es la conservación de su cuerpo, que continúa siendo tema de investigación. Los expertos no dejan de sorprenderse ante el estado en el que se encuentra tras más de 400 años.

La exhumación de los restos de Santa Teresa se realizó con el propósito de ser estudiados por investigadores que pretenden dar con la razón de su gran estado de conservación. Si bien para muchos se trata simplemente de un "milagro", expertos quieren indagar en el fenómeno para conservar futuras reliquias.
Quién fue Santa Teresa de Jesús
Figura clave de la mística cristiana y pionera en la reforma del Carmelo, Santa Teresa de Jesús, religiosa española, marcó un antes y un después en la vida monástica con una impronta que, hasta el día de hoy, no pasa desapercibida.
Nacida en Ávila en 1515, Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada (así su nombre de pila) transformó radicalmente la forma en que se concebía la vida religiosa, en una época en la que la voz femenina tenía escaso espacio en los asuntos teológicos.

Teresa ingresó muy joven al convento de las Carmelitas, pero no tardó en advertir que hacía falta una vuelta de tuerca. La vida en el claustro le parecía demasiado laxa, y fue así como, con una mezcla de mística, coraje y determinación bien plantada, impulsó la creación de una nueva rama de la orden: los Carmelitas Descalzos. Esta reforma proponía una vuelta al ascetismo, con una vida más austera, de recogimiento y oración constante.
No lo hizo sola: junto a San Juan de la Cruz (otro gigante de la espiritualidad) llevó adelante fundaciones por varias ciudades de España, siempre con la idea de recuperar la pureza original de la vida carmelitana. Su legado espiritual quedó plasmado en una obra literaria de gran peso: El libro de la vida, Camino de perfección y Las Moradas, textos que no sólo se leen desde la fe, sino que también se estudian como piezas maestras de la literatura en castellano.
Fue canonizada en 1614 y, varios siglos después, en 1970, se convirtió en la primera mujer en ser nombrada Doctora de la Iglesia, un título reservado a quienes dejaron una enseñanza teológica de peso.
Santa Teresa de Jesús no fue una monja más. Fue una reformadora, una escritora notable y una figura con una convicción tan fuerte como su fe. En una España convulsionada por el Siglo de Oro, ella supo hacerse un lugar propio. Y lo que es más importante: supo dejar huella.