Con la aprobación definitiva del Decreto Tajani en el Parlamento italiano, el trámite para obtener la ciudadanía italiana cambió de forma radical, sobre todo para los bisnietos. La nueva legislación, que entró en vigencia el pasado 27 de marzo, acota severamente las posibilidades de acceder a este derecho por vía consular, dejando a miles de descendientes en un limbo burocrático. La medida generó un fuerte impacto en el país, donde históricamente la comunidad con raíces italianas ha sido una de las más numerosas.
El corazón del cambio está en el recorte a los derechos de los descendientes más allá de los nietos de italianos nativos, quienes ya no podrán solicitar la ciudadanía italiana por vía administrativa. Hasta ahora, las generaciones siguientes —bisnietos, tataranietos y más allá— podían iniciar el trámite en los consulados argentinos si demostraban el vínculo. Pero eso se terminó: el decreto establece un corte drástico en el acceso a la ciudadanía italiana, lo que obliga a repensar por completo las estrategias para quienes aún aspiren a obtenerla.
Sin embargo, el panorama no es del todo cerrado. Algunas excepciones y alternativas siguen vigentes, aunque requieren más tiempo, inversión y paciencia. Entre prórrogas específicas, nuevas condiciones de residencia en Italia y acciones legales ante tribunales, te contamos qué caminos quedan para los argentinos que todavía sueñan con la ciudadanía italiana.
Ciudadanía italiana: trámites ya iniciados y excepciones para menores
Según lo establecido, todos los trámites ingresados hasta el 27 de marzo de 2025 continuarán bajo las reglas anteriores. Lo mismo ocurre con los turnos consulares ya otorgados antes de esa fecha: se tomarán con la normativa vieja. Además, se dispuso una prórroga de un año para los menores de 18 años nacidos antes del 27/3, quienes podrán reunir la documentación y aplicar a la ciudadanía italiana bajo las condiciones previas a la reforma.
Otra excepción importante alcanza a los argentinos que viajen a Italia. Para ellos, la normativa contempla una residencia extendida de hasta 24 meses —en lugar de los tradicionales 90 días con visa de turista— con la posibilidad de permanecer luego si son hijos o nietos de italianos nativos sin doble ciudadanía. Esta ventana se presenta como una de las pocas vías legales restantes para iniciar el proceso desde suelo italiano.
Dónde sigue vigente la vía consular
En Argentina, hay nueve consulados habilitados para tramitar la ciudadanía italiana: Buenos Aires (el más grande del mundo en volumen de solicitudes), La Plata, Mar del Plata, Rosario, Morón, Lomas de Zamora, Mendoza, Córdoba y Bahía Blanca. Si bien ya no es posible iniciar nuevos expedientes consulares más allá de la generación de abuelos, estos consulados mantienen los mismos requisitos documentales para acreditar el vínculo con el familiar italiano: partidas de nacimiento, matrimonio y defunción.
Las dos únicas alternativas para los mayores: vivir en Italia o litigar
Con la vía consular cerrada para las generaciones más alejadas, quedan dos caminos posibles para obtener la ciudadanía italiana. El primero es obtener un permiso especial de residencia por 24 meses en Italia, durante los cuales se debe trabajar y rendir un examen de italiano nivel B1. Solo luego se puede iniciar el trámite de ciudadanía, que puede demorar meses o incluso años.
La otra opción es presentar una demanda de inconstitucionalidad ante los tribunales italianos, un recurso judicial que cuestiona el nuevo decreto. Este camino es largo, costoso y sin garantías: los honorarios de abogados especializados oscilan entre 2.500 y 9.000 euros, y el fallo puede demorar años. Aunque algunos estudios legales lo ofrecen como una alternativa viable, presentarlo como un trámite “fácil” o “seguro” resulta engañoso.
La ciudadanía italiana sigue siendo un objetivo para muchos argentinos, pero el Decreto Tajani cambió las reglas de juego. Hoy más que nunca, obtenerla requiere estrategia, inversión y una gran cuota de paciencia.
