Una startup tecnológica ofrecía una plataforma que, supuestamente, permitía desarrollar aplicaciones de forma automatizada y con mínima intervención humana. Se trata de Builder.ai, empresa que llegó a estar valuada en más de 1.500 millones de dólares y cuyo producto estrella era Natasha, una inteligencia artificial presentada como capaz de diseñar y codificar apps a pedido. Sin embargo, era todo una gran farsa.
Según una investigación publicada por Bloomberg, la compañía no solo exageró el rol de la inteligencia artificial en sus procesos, sino que directamente ocultó que casi todo el trabajo lo hacían unos 700 ingenieros humanos en India. La empresa también infló ingresos, simuló contratos y engañó a inversores de alto perfil como Microsoft, que llegó a poner más de 400 millones de dólares.
El caso estalló este año, tras la intervención de acreedores y el inicio de investigaciones en varios países. Builder.ai se declaró en bancarrota en mayo y dejó un tendal de deudas, empleados sin trabajo y preguntas abiertas sobre la fiebre por invertir en IA. La startup fue fundada en 2016 con la premisa de que el desarrollo de aplicaciones podía automatizarse casi por completo.
Su premisa era que se trataba de un sistema tan simple "como pedir una pizza", con la que logró captar la atención de gigantes como Microsoft y fondos como el Qatar Investment Authority. El diferencial era Natasha, sin saber que en realidad todo el proceso era manual y había más de 700 ingenieros contratados en oficinas en India hacían el trabajo usando plantillas prearmadas que luego se presentaban como producto de un algoritmo avanzado.

Las demostraciones estaban cuidadosamente coreografiadas para exagerar las capacidades del sistema. Bloomberg reveló además que la empresa simuló un contrato con la firma india VerSe para inflar sus ingresos y atraer nuevas rondas de inversión. La revelación de que todo era una fachada tuvo un efecto demoledor sobre la reputación de la compañía y sobre sus finanzas.
El colapso de Builder.ai se precipitó cuando Viola Credit, una entidad financiera acreedora, embargó 37 millones de dólares de sus cuentas tras descubrir inconsistencias graves en las proyecciones económicas de la empresa. El CEO y fundador, Sachin Dev Duggal, había prometido ingresos por 220 millones de dólares en 2024. La realidad: apenas facturaban 50 millones.