Boca llegaba a la última fecha del Mundial de Clubes a la espera de un milagro para poder pasar a los octavos de final del torneo. El equipo debía meterle seis goles al Auckland City (equipo amateur que había perdido por goleada sus dos partidos) y prenderle una vela al Bayern Munich para que le ganara al Benfica a pesar de ya estar clasificado a la siguiente fase.
Pero nada de eso ocurrió. A pesar de todo lo que se dijo sobre la actitud del Bayern Munich para enfrentar al Benfica, lo cierto es que el equipo de Vincent Company jugó a media máquina y le cedió a los lusos el primer lugar del grupo al caer por 1 a 0.
Por su parte Boca tampoco hizo los deberes. El primer tiempo fue muy flojo, logró ponerse arriba gracias a un gol en contra del arquero de Auckland City, Nathan Kyle Garrow, quien no reaccionó bien tras una pelota que dio en el palo y rebotó en su cuerpo para terminar adentro del arco.

En total Boca había tirado más de 40 centros y solo 9 encontraron destino. Un primer tiempo en donde el equipo no se pareció al que jugó contra Benfica y Bayern y se asemejó más al del último semestre: lento, con pocas ideas y malos pases.
Por si fuera poco, al comienzo del segundo tiempo Auckland City le empató el partido. Tras un córner, Christian Thomas Gray le ganó el duelo aéreo a Rodrigo Battaglia y metió un cabezazo que consiguió inflar la red. El equipo neozelandés conseguía así meter su primer gol en un torneo y su autor ni siquiera es un jugador profesional, es un maestro de escuela que usó sus vacaciones de verano para jugar el Mundial de Clubes.

Para colmo, pocos minutos más tarde el partido iba a ser demorado por amenaza de tormenta eléctrica. Cuando se reanudó, Benfica ya había vencido al Bayern, por lo que Boca disputó casi todo el segundo tiempo sabiéndose eliminado, y lo peor, no pudo vencer a Oackland. El partido terminó 1 a 1, dejando un feo antecedente para el club ante un equipo amateur.