Un fallo reciente en Italia podría cambiar el panorama para miles de argentinos que buscan acceder a la ciudadanía italiana por descendencia. La sentencia, emitida por el juez Fabrizio Alessandria del Tribunal de Turín, cuestiona la validez de la Ley 74/2025, impulsada por el gobierno de Giorgia Meloni, que limitaba el derecho a solicitar la ciudadanía italiana a las generaciones más alejadas, como bisnietos y tataranietos.
Hasta ahora, esa legislación establecía una fecha límite —el 27 de marzo de 2025— para que los descendientes lejanos pudieran presentar su solicitud. Pero el nuevo fallo, surgido a raíz del caso de una familia venezolana, abre la posibilidad de revertir esos límites, lo que podría beneficiar también a miles de argentinos con vínculos sanguíneos con Italia. El caso fue acompañado por las asociaciones AGIS y AUCI, defensoras del principio del ius sanguinis, que reconoce la transmisión del derecho ciudadano por sangre.
Aunque aún se espera el pronunciamiento definitivo de la Corte Constitucional italiana, la decisión del tribunal de Turín reactivó las expectativas de quienes se habían visto excluidos por la ley actual, en un contexto de creciente interés por obtener la ciudadanía italiana, tanto por motivos culturales como por oportunidades de residencia, trabajo o estudio en la Unión Europea.

¿Qué cambió en los requisitos para la ciudadanía italiana?
En paralelo al fallo, la reinterpretación de la Ley 555 de 1912 también modificó el acceso a la ciudadanía italiana. El nuevo criterio indica que, si un ciudadano italiano se naturalizó en otro país antes de que su hijo alcanzara la mayoría de edad, ese hijo pierde el derecho automático a transmitir la ciudadanía.
Este ajuste afecta especialmente a descendientes de italianos que emigraron a América Latina, donde era común que los inmigrantes se naturalizaran sin saber que, con ello, se cortaba la línea sucesoria. Por eso, ahora es clave demostrar que el antepasado italiano no se naturalizó antes de que sus hijos cumplieran 21 años, según el estándar vigente en la primera mitad del siglo XX.
Para quienes aún cumplan con las condiciones, el trámite continúa vigente, pero se ha vuelto más exigente en cuanto a documentación. Probar la no naturalización, o la fecha exacta en que ocurrió, se volvió un paso central en el proceso.

Cómo saber si tu antepasado perdió la ciudadanía
Uno de los requisitos más importantes en este nuevo contexto es confirmar si el antepasado italiano conservó su ciudadanía al momento de tener hijos. En Argentina, este dato se puede obtener a través de la Cámara Nacional Electoral, que emite certificados oficiales sobre naturalización.
También es útil revisar archivos históricos, actas de matrimonio y defunción, y otros documentos civiles. Si se verifica que hubo una naturalización temprana, la línea de transmisión de la ciudadanía italiana podría considerarse interrumpida, y en ese caso no sería posible solicitarla por vía administrativa.

La Corte Constitucional, clave para el futuro de los trámites
El martes 24 de junio, el Tribunal Constitucional italiano celebró una audiencia pública que podría tener efectos trascendentales para quienes buscan la ciudadanía italiana sin vínculo directo con el territorio. El caso fue impulsado por un juez del Tribunal de Bolonia, que pidió revisar la constitucionalidad del artículo 1 de la Ley N.º 91/1992, que históricamente permitió el acceso al reconocimiento sin límite generacional.
La audiencia fue seguida con atención por abogados, descendientes y medios de distintos países, especialmente de América Latina. Mientras tanto, otros tribunales italianos —como los de Roma, Milán y Florencia— suspendieron sus expedientes a la espera del fallo constitucional, lo que demuestra la importancia del pronunciamiento que se avecina.
Qué puede pasar a partir de ahora
Aunque todavía no hay una resolución final, el fallo de Turín y la audiencia en la Corte abren un nuevo capítulo para quienes aspiran a la ciudadanía italiana. De confirmarse la inconstitucionalidad de la ley, se podría restaurar el acceso sin límite generacional, reactivando miles de trámites que habían quedado truncos.
Para muchas familias argentinas, la ciudadanía italiana no es solo un pasaporte, sino un lazo con la historia y la identidad de sus antepasados. En este contexto, lo que está en juego no es solo una cuestión jurídica, sino también simbólica y cultural. Y si bien el camino aún es incierto, la esperanza volvió a estar sobre la mesa.