A día de hoy, Otoño Uriarte estaría cerca de cumplir los 35 años. Hace 18 desde que, cuando apenas tenía 16, un grupo de hombres la secuestró en Fernández Oro, Río Negro, para terminar asesinándola. Recién ahora la causa está por ir a juicio y, aunque los indicios que respaldan la hipótesis de la trata de personas son sugerentes, sólo se juzga un femicidio. De investigarse “hacia arriba” de los asesinos, podría quedar al descubierto una red compuesta por policías, exfuncionarios y recientes candidatos.
Era 23 de octubre de 2006 cuando Otoño Uriarte salió de su casa en Fernández Oro, donde vivía con su padre Roberto y Ana, su pareja. Ninguno de los dos supo decir cómo iba vestida, dato que cobra relevancia al observar el comportamiento de Ives Vallejos, comisario local y la punta del hilo en la trama de irregularidades que envolvió al caso: el reporte de la desaparición que emitió la comisaría de Vallejos contenía una descripción detallada y acertada de las prendas que llevaba la joven antes de que la secuestraran.
Por si fuera poco, Vallejos montó una investigación paralela a la causa judicial con el supuesto fin de motorizar la búsqueda de Otoño. Su socio en esa misión fue el ex secretario de Seguridad Víctor Cufré, un personaje con un amplio abanico de causas entre las que se cuenta la facilitación de la prostitución, y que cumple pena de prisión domiciliaria por una sangrienta represión en Bariloche. La querella denuncia que, mientras funcionaba el “centro de operaciones” montado por ambos funcionarios, Roberto Uriarte recibía constantes pistas falsas de su parte, como que su hija había sido vista subiéndose a un taxi o que estaba en la casa de una amiga.
Cuando finalmente encontraron a Otoño Uriarte sin vida en una usina, ya en abril de 2007, Cufré se paró satisfecho en la escena y dio por resuelto el caso: “Ya está, la chica tuvo problemas con el padre y se suicidó. Está resuelto, ni siquiera hace falta una autopsia”, determinó según revelaron fuentes de la investigación, pero la jueza ordenó analizar el cuerpo de todos modos. En el prontuario de Cufré también se cuenta la sanción que le aplicó a un policía por el insólito hecho de cumplir una orden judicial e intentar investigar una red de prostitución en la localidad de Choele Choel.
Otro personaje importante en el entorno de Vallejos es Daniel Molina, quien entonces era su chofer y que, con los años, creció tanto en lo económico como en lo político: se enriqueció como propietario de una inmobiliaria de la zona y, el año pasado, se postuló como intendente de Fernández Oro por el partido “Nuevo Oro”, alineado con La Libertad Avanza. Molina es propietario del taller mecánico donde la querella sospecha que retuvieron a Otoño antes de arrojar su cuerpo a la usina y recibía allí las frecuentes visitas de Néstor Ricardo Cau y José Hiram Jafri, dos de los actualmente imputados como autores materiales del secuestro y asesinato de la adolescente.
Las conexiones de los asesinos de Otoño Uriarte con la trata de personas
Ives Vallejos no es el único con relaciones turbias. Por lo general, quienes investigan las redes de trata se encuentran con varias cadenas de vínculos que terminan conformando, precisamente, una extensa red de conexiones entre los acusados o posibles implicados. Así, la querella encontró, también, algunos personajes relevantes para la causa mirando al árbol genealógico de los acusados por secuestrar y asesinar a Otoño Uriarte. En total, Néstor Ricardo Cau, Germán Ángel Antilaf, José Hiram Jafri, Maximiliano Manuel Lagos y Juan Marcelo Calfiqueo, este último sobreseído por prescripción en tanto no estaba imputado como coautor sino como cómplice.
No es fácil encontrar testigos para delitos tan graves, y menos aún cuando pasaron casi dos décadas del hecho. Sin embargo, la abogada de Roberto Uriarte logró incluir en la causa la palabra de una testigo protegida que fue prostituida en un establecimiento de la calle Belgrano, en Neuquén. La mujer asegura que Otoño fue retenida allí mismo un tiempo, hasta que “la policía se la llevó para matarla” porque los avances de la búsqueda dificultaban seguir escondiéndola.
Los querellantes identificaron también a quien regenteaba el prostíbulo, una mujer apodada la Turca López que fue juzgada por el secuestro y la explotación de una joven de la localidad de Cipolletti en 2009. La sorpresa de la querella, que ya era grande, fue aún mayor cuando descubrieron que la Turca era tía de Maximiliano Lagos.
Otra situación relevante es la que rodea a Teresa Cau, madre de Ricardo Cau y José Jafri (hermanos de distinto padre). Antes de morir, la mujer recibía importantes sumas de dinero de un hombre apodado “Cindy”, quien trabajaba como ferretero en la localidad de Allen y de quien se dice que retenía adolescentes vulnerables en su ferretería para explotarlas sexualmente. Más aún, fuentes reservadas vinculan a “Cindy” con la Turca López y sospechan que Otoño Uriarte fue vendida a ellos antes de que decidieran acabar con su vida, maniobras todas que habrían sido imposibles sin la complicidad de la policía.
El juicio por el femicidio de Otoño Uriarte comienza el 26 de noviembre en la Fiscalía de Cipolletti. Un mes antes, la Asamblea convocada para pedir justicia realizará un festival a las 14 y una marcha a las 18, con punto de encuentro en 9 de Julio y Avenida Cipolletti, Fernández Oro.
Si sos víctima o conocés a alguien que sufra los delitos de trata y explotación de personas, podés llamar al 145, las 24 horas. Es una línea gratuita, anónima y nacional.
Más Información
