Si uno tiene que trazar una línea de relación entre la tradicional celebración estadounidense de Halloween y el campo argentino, no se nos caen muchas ideas. Pero como todo tiene que ver con todo, y hay gente que se dedica a esto, se puede llegar a establecer una suerte de conexión y, en este caso, con un cultivo histórico de Argentina: el sorgo escobero, con el cual se hacen las escobas de paja, "medio de trasnporte" favorito de las brujas.
"Aunque lejano parezca, el campo argentino tiene su aporte y no se trata de las tradicionales calabazas protagonistas de las postales del 31 de octubre, sino de las escobas que normalmente llamamos de 'paja' pero que se fabrican a partir de la cosecha de sorgo escobero o sorgo de escoba", nos cuenta la gente de Agrocultura, un proyecto colaborativo que busca mostrar cómo está presente el campo en nuestro día a día financiando por entidad e instituciones del agro.
Si bien el mayor porcentaje de sorgo cultivado en Argentina corresponde al tipo estándar, que se utiliza con finalidades forrajeras, también se produce la variedad que se utiliza para fabricar escobas.

Este tiene una altura menor con 1,7 metros, y viene de una semilla que se produce en regiones como Formosa (INTA El Colorado). Se trata de una variedad obtenida por mejoramiento genético conjuntamente con INTA Manfredi en Córdoba y que se la llama Petaco INTA. La misma posee un alto potencial de productividad de escobas y similares, además por su baja altura facilita la cosecha manual.
"El color amarillo-oro se consigue en años de veranos de pocas precipitaciones y óptimas condiciones de cosecha, es una característica demandada por mercado nacional e internacional", apuntaron desde Agrocultura.
La cosecha del sorgo escobero
La cosecha o volteo de la planta sigue realizándose de forma manual por eso no son tan extensas las áreas de siembra, con plantaciones que van de 20 a 30 hectáreas. La mejor calidad de la hebra de sorgo de escoba se logra cosechando cuando la paja presenta color "verde nilo" o semejante a un grano de arveja. Es el momento en el que se requiere de secaderos especiales como galpones con estantes donde colocar la paja para su secado a la sombra.
En buenas condiciones se llega a cosechar entre 90.000 y 100.000 plantas por hectárea, la cual "se destina principalmente a la fabricación de escobas y en mínima proporción a la de cepillos, mientras que el grano es empleado para la alimentación de aves, cerdos, etc", apuntaron.

Para la comercialización existen firmas que operan en diferentes regiones productoras, comprando la paja para el abastecimiento del mercado interno (escoberías) y además seleccionan la mercadería para el mercado de exportación. Según datos del gobierno de la provincia de Formosa se obtienen entre 800 y 1200 kilos por hectárea de fibra trillada y aseguran que a partir de la primer hectárea se pueden obtener entre 7.000 y 8.000 escobas por hectárea.
¿Y cómo se hace una escoba?
El proceso de fabricación de escobas implica lograr una longitud de las escobillas de unos 60 centímetros. Una vez secado el sorgo en el campo, este se recoge, se ata en bloques y se almacena en cámaras, indicaron desde Agrocultura.
Tras la clasificación se enrolla la paja en un mango de madera rotado por una máquina. Con el alambre, el sorgo se tensa y se fija con un clavo, proceso que se realiza exclusivamente a mano. El paso que sigue es el cosido de las escobas donde se utiliza hilo reciclable y luego se le dan los retoques, como la rectificación o el acortado del final de la escoba.

Las escobas se empaquetan de a diez unidades en un bloque. Según las necesidades o los requerimientos del comprador, los bloques pueden variar en número de unidades y en el proceso de empaquetado.