Si alguna vez te quejaste porque el WiFi anda lento o se corta cuando estás en el rincón más alejado de tu casa, capaz que el problema no es el servicio, sino dónde tenés el router. Y sí, aunque no lo creas, la ubicación de este aparato es clave para que la señal llegue bien a todos lados.
Una de las recomendaciones más importantes para mejorar la conexión es la regla de los 30 centímetros, lo que puede hacer una diferencia enorme en la estabilidad de la red.

WiFi: ¿Qué es la regla de los 30 centímetros?
Básicamente, se trata de mantener el router a una distancia mínima de 30 centímetros de cualquier otro dispositivo electrónico o superficie que pueda interferir con su señal.
Esto incluye:
- Electrodomésticos como microondas, televisores y parlantes
- Superficies metálicas o reflectantes como espejos o ventanas
- Otros dispositivos electrónicos que puedan generar interferencias
¿Por qué? Porque el WiFi funciona con ondas de radio, y estas pueden ser absorbidas, reflejadas o distorsionadas por ciertos materiales, haciendo que la conexión se vuelva más inestable.

¿Por qué funciona esta regla?
Si ponés el router demasiado cerca de otro aparato electrónico, la señal puede saturarse o desviarse, haciendo que algunos dispositivos capten más ancho de banda que otros. Por ejemplo, si la televisión está pegada al router, es probable que "chupe" casi toda la señal, dejando a los otros dispositivos con una conexión más débil. Además, los electrodomésticos que generan ondas electromagnéticas pueden provocar interferencias, reduciendo la velocidad del WiFi.
Otra cosa a tener en cuenta son los espejos y las ventanas. Las ondas de radio pueden rebotar en estas superficies y generar zonas de baja cobertura, lo que explicaría por qué en algunos rincones de la casa el WiFi anda muy bien y en otros no.

Cómo aplicar la regla de los 30 centímetros
- Ubicación central: Poné el router en el medio de la casa, no en una punta. Cuanto más equilibrada sea su posición, mejor distribución de la señal.
- Lejos del piso y de muebles cerrados: Nada de meterlo en una estantería con puertas o dejarlo tirado en el suelo. Lo ideal es que esté en un lugar abierto y elevado.
- Evitá obstáculos: Si podés, alejalo de televisores, microondas y espejos. Estos pueden bloquear o reflejar la señal y hacer que la conexión se vuelva inestable.
- Usá ambas bandas de WiFi: Si tenés la opción, conectá algunos dispositivos a la banda de 2.4 GHz (que tiene más alcance) y otros a la de 5 GHz (que es más rápida pero con menos cobertura). Así balanceás el tráfico de red.
- Si la señal sigue floja, usá repetidores o redes Mesh: Si en algunos rincones de tu casa el WiFi no llega, podés sumar un repetidor o una red Mesh para amplificar la señal.