Con el inicio del cónclave, la Iglesia Católica se prepara para elegir a un nuevo Papa tras la muerte de Francisco. En ese marco, la Iglesia argentina llega al encuentro con una representación significativa pero acotada.
223 cardenales están reunidos en la Capilla Sixtina para debatir el rumbo de la Iglesia Católica, sin embargo sólo 133 están capacitados para votar, ya que cumplen con el requisito de tener menos de 80 años. En ese marco, hay ocho cardenales argentinos que pueden participar de la congregación pero cuatro tienen derecho a voto y, por lo tanto, pueden ser elegidos como como sucesores de Francisco.
En ese sentido, los cardenales argentinos con derecho a voto son: el arzobispo emérito de Buenos Aires y sucesor directo de Francisco en la arquidiócesis porteña, Mario Poli; el arzobispo de Córdoba, Ángel Sixto Rossi; el obispo de Santiago del Estero, Vicente Bokalic Iglic; y el prefecto del influyente Dicasterio para la Doctrina de la Fe y cercano colaborador de Bergoglio, Víctor Manuel Fernández.
Por otra parte, los cardenales argentinos Estanislao Karlic, Leonardo Sandri, Luis Villalba y Luis Dri podrán participar del cóncclave pero no podrán depositar su voto debido a que superan los 80 años de edad.

En cuanto a las chances de Poli, Rossi, Iglic y Fernández de ser elegidos como los sucesores del Papa Francisco, lo cierto es que son muy ínfimas. Es muy difícil que el Cónclave vuelva a elegir un pontífice argentino, dado que la dinámica de los cónclaves suele priorizar rotaciones geográficas y equilibrios de poder dentro de la curia roamana.
Además, para que un cardenal sea electo Papa, tiene que sumar 89 votos, esto significa que tiene que alcanzar las dos terceras partes de la representación. Resulta muy difícil que un cardenal argentino llegue nuevamente a ese tipo de consenso dentro del Colegio Cardenalicio.