Una miniserie de apenas cuatro episodios viene dando que hablar entre usuarios y críticos de todo el mundo. Se trata de Ciudad tóxica (Toxic Town, en su título original), una producción británica que aterrizó hace poco en Netflix y recibió una calificación perfecta del 100 % en Rotten Tomatoes. La miniserie, basada en un hecho real ocurrido en Inglaterra, combina drama, denuncia y humanidad para contar una historia tan desgarradora como necesaria.
La trama gira en torno a un grupo de madres que enfrentan al poder luego de que sus hijos nacen con malformaciones, a causa de una negligente gestión de residuos tóxicos. Lo que comienza como un drama personal se transforma en un juicio por justicia ambiental que marcó un antes y un después en el Reino Unido. Con apenas cuatro capítulos, esta miniserie logra instalar un debate profundo sobre la responsabilidad del Estado, la lucha colectiva y el impacto silencioso de la contaminación.
Protagonizada por Jodie Whittaker, Aimee Lou Wood y Claudia Jessie, Ciudad tóxica se apoya en actuaciones conmovedoras, un guion sólido y una dirección visual que enfatiza el horror ambiental con escenas potentes. La miniserie no solo entretiene: interpela, moviliza y deja huella.

Basada en una historia real que escandalizó al Reino Unido
La miniserie reconstruye lo sucedido en Corby, una ciudad del condado de Northamptonshire que fue un emblema de la industria siderúrgica británica. Tras el cierre de sus fábricas en los años 70, el ayuntamiento decidió demoler la antigua planta y remover sus desechos industriales para habilitar nuevas zonas urbanas. El problema fue que ese proceso se hizo sin controles adecuados, liberando polvo contaminante por toda la ciudad.
Durante los años 90, un grupo de madres comenzó a notar un patrón inquietante: sus hijos nacían con malformaciones congénitas. Al principio, las autoridades desestimaron la relación con la contaminación, pero ellas no se resignaron. Unidas por el dolor, llevaron el caso a la Justicia y en 2009 obtuvieron una sentencia histórica: el tribunal falló a su favor y responsabilizó al Ayuntamiento de Corby por la exposición a sustancias tóxicas.

Esa batalla, aunque victoriosa, dejó secuelas. Las familias afectadas siguen enfrentando consecuencias médicas y emocionales. Y aunque recibieron una indemnización económica, ningún funcionario fue arrestado. La historia real detrás de la miniserie sigue siendo un ejemplo de resistencia ciudadana frente a un Estado que eligió mirar para otro lado.
Una miniserie con crítica social, emoción y excelencia actoral
Dirigida por Minkie Spiro y escrita por Jack Thorne (Wonder, La materia oscura), Ciudad tóxica no se limita a narrar los hechos. Lo hace con una carga emocional profunda, visuales inquietantes y un tono que combina indignación moral y empatía. Las interpretaciones de Whittaker, Wood y Jessie dan vida a mujeres comunes que se vuelven extraordinarias al enfrentarse a un sistema que las ignora.
El elenco se completa con nombres de peso como Robert Carlyle y Brendan Coyle, en una producción que demuestra que la miniserie puede ser un vehículo poderoso para contar historias reales, difíciles y necesarias. The Independent definió la serie como “una última salva en la lucha por ser escuchados”, y no es exagerado.

Ciudad tóxica está disponible en Netflix y es, sin duda, una de las miniseries más impactantes del año. No solo por su realización impecable, sino porque recuerda que lo que pasó en Corby podría estar pasando hoy en cualquier otra ciudad del mundo. Una advertencia, un homenaje y una lección de lucha en apenas cuatro capítulos.