El gobierno de los Estados Unidos le comunicó a Johnson & Johnson que alrededor de 60 millones de sus vacunas contra el coronavirus, producidos en una fábrica de Baltimore, no pueden ser utilizadas. Esto se debe a una posible contaminación experimentada durante su producción, según cuenta el New York Times.
La Food and Drug Administration (FDA) permitirá la distribución de 10 millones de estas dosis, tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo. Sin embargo, estas vacunas deberán tener un aviso comunicando que no se puede garantizar que se hayan seguido las normas necesarias para su producción. Este plan es verdaderamente inusual para un producto que solo tiene una autorización de emergencia, según le dijeron expertos en el temas al diario estadounidense.
Estas dosis con posibles fallas las produjo Emergent, un laboratorio estadounidense. Debido a graves errores en su proceso, la planta está cerrada hace más de dos meses. Aún no se sabe cuándo la volverán a abrir. Estas equivocaciones dejaron a 170 millones de dosis en un limbo. El problema consiste en que los trabajadores de la planta mezclaron ingredientes de la AstraZeneca y la Johnson & Johnson, que se producían en el mismo lugar. Esto obligó a frenar la actividad de la fábrica. Además, para evitar problemas similares, le quitaron el contrato con AstraZeneca a esta planta.
Por el momento, las autoridades sanitarias están trabajando con el laboratorio Emergent para restituir su capacidad productiva. El cierre de su planta, obviamente, no le sirve a nadie, pero es fundamental que las vacunas se encuentren en buen estado.
