Raphael Samuel, de 27 años, es antinatalista y demandó a sus padres porque lo tuvieron sin su consentimiento. El movimiento viene creciendo a nivel mundial y especialmente en India, el segundo país más poblado del mundo.
El joven asegura que, si bien quiere a sus padres, cree que que fueron muy egoístas por decidir tener un hijo simplemente por “su alegría y su placer” y los tilda de “hipócritas” por obligarlo a someterse a las dificultades de la vida. Además, plantea que como nadie es consultado si quiere nacer, "nuestros padres deberían pagarnos por vivir" y que "nadie le debe nada a sus padres".
Según un estudio, cuatro de cada diez personas no quieren tener hijos por el temor a las consecuencias del cambio climático.
La madre de Samuel se expresó frente a esta situación: "Debo admirar la temeridad de mi hijo por querer llevar a sus padres a juicio sabiendo que los dos somos abogados. Si Raphael puede encontrar una explicación racional sobre cómo podríamos haber buscado su consentimiento para nacer, aceptaré mi culpa". Si bien este caso no cuenta con argumentos muy sólidos, el antinatalismo es algo que viene creciendo por razones más importantes.
Existen distintas variables -muchas insólitas- por las cuales quienes se identifican con este movimiento se sienten representados, pero la más fuerte es el temor a un futuro incierto debido a las consecuencias del cambio climático. Según una encuesta reciente realizada entre distintas universidades de Estados Unidos y Europa, cuatro de cada diez personas no quieren tener hijos por esta razón.
El estudio titulado "Las voces de los jóvenes sobre la ansiedad climática, la traición del gobierno y el daño moral: un fenómeno global", encuestó a 10.000 jóvenes de entre 16 y 25 años, y de diez países distintos. Se busca conocer lo que piensan y sienten sobre el cambio climático y sobre las respuestas gubernamentales ante el mismo.
