La socialdemócrata Magdalena Andersson fue nombrada por la mañana, pero por la tarde no consiguió aprobar su plan de presupuesto y decidió dejar el puesto con la intención de buscar una nueva mayoría.
El Parlamento sueco eligió este miércoles por la mañana a Magdalena Andersson —la primera mujer al frente del Ejecutivo en el país— para encabezar un Gobierno de coalición entre su formación, los Verdes y los excomunistas del Partido de la Izquierda. Pero por la tarde, Andersson renunció al puesto al no conseguir aprobar su propuesta de presupuestos para el país.
Andersson no consiguió que el parlamento apruebe el presupuesto y el nuevo acuerdo obligaba a la líder de la coalición de Gobierno a aplicar la hoja de ruta económica con un corte mucho más conservador que lo que había acordado en el seno de su coalición. Poco después del triunfo de la oposición, Los Verdes anunciaron su salida del Gobierno lo que ha llevado a Andersson a renunciar. “Según la práctica constitucional, un gobierno de coalición debe renunciar si un partido se va”, explicó la economista y agregó que no quería encabezar un Ejecutivo cuestionado.
Andersson no consiguió que el parlamento apruebe el presupuesto y el nuevo acuerdo obligaba a la líder de la coalición de Gobierno a aplicar la hoja de ruta económica con un corte mucho más conservador.
La líder había cerrado un pacto el martes por la noche con el Partido de la Izquierda, que le permitió asegurarse la elección a cambio del compromiso de mejorar las pensiones. El plan económico de Andersson abogaba por la inversión en servicios públicos, como educación o sanidad y por seguir avanzando en la transición energética para que Suecia sea pionera en la lucha contra el cambio climático. Además, se comprometía a reducir la inseguridad y a acabar con la desigualdad.
La líder socialdemócrata consiguió ser electa con el estrecho margen de un solo voto: 174 diputados se opusieron a su nombramiento mientras que otros 117 votaron a favor y 57 se abstuvieron.
