A partir del jueves, las mujeres embarazadas que quieran abortar en Hungría serán enfrentadas con las "funciones vitales" del embrión, según estableció un decreto del gobierno nacional. Para llevar a cabo la interrupción del embarazo tendrán que escuchar los latidos del corazón del feto.
El decreto lo firmó el ministro de Interior, Sandor Pinter. Es un importante retroceso con respecto al aborto en Hungría, donde esta práctica es legal desde hace 70 años, en la mayoría de los casos hasta la 12° semana de embarazo. El país está bajo el gobierno de Viktor Orbán, de derecha y conservador.
El latido del corazón de un embrión puede escucharse, a través de una ecografía, a partir de la sexta semana de embarazo. Dos semanas después, en la octava, ya se lo considera un feto. De acuerdo al decreto, las mujeres deberán presentar un documento que certifique que recibieron "información sobre los signos vitales del feto" antes de abortar.
De acuerdo al decreto, las mujeres deberán presentar un documento que certifique que recibieron "información sobre los signos vitales del feto" antes de abortar.
La polémica iniciativa surgió del partido de extrema derecha Mi Hazank, y fue aceptado por el partido gobernante. El partido Coalición Democrática, de izquierda, le pidió al gobierno que aclare si está preparando el terreno para cambiar las normativas del aborto, según las cuales las mujeres pueden elegir abortar sin más requisitos que su voluntad de hacerlo. Amnistía Internacional, por su parte, planteó que la medida representa un "preocupante retroceso".
Aron Demeter, portavoz de está organización, argumentó que el decreto hará "más difícil el acceso al aborto" para las mujeres ucranianas y "traumatizará aún más" a personas "que ya se encuentran en situaciones difíciles".
