El presidente de Chile, Gabriel Boric, recibió una tremenda ovación anoche cuando llegó al Movistar Arena de Santiago para asistir al concierto de Joan Manuel Serrat.
“Boric, amigo, el pueblo está contigo”, se escuchó al estadio corear minutos antes de que se apagaran las luces y comenzara el show de despedida del cantautor catalán, que se replicará este sábado, domingo y el próximo viernes 25 en Buenos Aires.
Los aplausos de los fanáticos de Serrat para Boric dan cuenta de un momento de reconquista en la popularidad del joven mandatario de 36 años, luego de una abrupta caída tras el plebiscito constitucional de 2006.
Los analistas en Chile coinciden en atribuir esta alza al giro en la política de gobierno de las últimas semanas, que combina un endurecimiento en el control del orden público con conquistas sociales de alto costo político y aprobación popular. “El respeto a los derechos humanos no es contradictorio con el uso legítimo de la fuerza. Ambos son consustanciales al Estado de Derecho”, dijo ayer en una entrevista.
El respeto a los derechos humanos no es contradictorio con el uso legítimo de la fuerza. Ambos son consustanciales al Estado de Derecho
El presidente Boric volvió ayer de una visita a la Región de la Araucanía donde reconoció “actos terroristas”, visitó a las víctimas de ataques incendiarios y buscó una conciliación con las comunidades mapuches que condenan el uso de la violencia.
El presidente, además, presentó un proyecto de reforma al sistema de pensiones chileno que, actualmente, está íntegramente administrado solo por capitales privados. El nuevo sistema prevé la transformación de las actuales administradoras privadas, la creación de un administrador público y la implementación de un sistema mixto, “basado en los principios de la seguridad social en el que contribuyen el Estado, los empleadores y los trabajadores”.
