La mesa de fin de año va a estar llena de comidas muy ricas y sustanciosas. Pero necesitan buenos acompañamientos. ¿Querés salir de la típica ensalada rusa? Acá tenemos algunas alternativas.
Desde las clásicas papas al horno hasta las exquisitas verduras de temporada asadas, las opciones de guarniciones para la última noche del año son tan variadas como deliciosas.
Descubriremos cómo ingredientes frescos y de temporada pueden transformarse en acompañamientos sorprendentes que deleitarán a tus invitados y convertirán la cena de Año Nuevo en un festín inolvidable. Preparémonos para sumergirnos en el fascinante mundo de las guarniciones, donde cada bocado es una celebración de sabores festivos y tradiciones culinarias.
Para las papas
- Papines 500 g
- Ajo 2 dientes
- Hojas de laurel 2
- Manteca 50 g
- Vino blanco 150 cc
- Aceite 50 g
- Sal c/n
Para las cebollitas
- Cebollitas 500 g
- Diente de ajo machacado 2
- Vino blanco 200 cc
- Vinagre de vino tinto 20 cc
- Pimenton dulce c/n
- Sal y pimienta c/n
Para los espárragos
- Esparragos verdes 300 g
- Manteca 50 g
- Dientes de ajo 2
- Sal c/n
Para los hongos
- Hongo rico 500 g
- Diente de ajo machacado 2
- Manteca 100 g
- Aceite 2 cucharadas soperas
- Tomillo limonero 1 cucharada sopera
- Sal y pimienta c/n
Procedimiento
- Colocás los papines, las cebollitas en 3 fuentes de horno diferentes con con sus respectivos ingredientes.
- Asás durante 30 minutos a 180 grados.
- Los esparragos, los colocas en agua hirviendo con sal 4 minutos.
- Luego los salteás con los ajos laminados y condimentás con sal.
- Los hongos, los limpiás con un trapito limpio, no se mojan, y los cortás en tiras.
- Laminás y dorás los ajos con manteca y aceite, agregás los hongos y los salteás por 30 segundos.
- Retirás del fuego, le agregás la sal, pimienta y tomillo y lo mezclás todo.
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Mi respeto no es solo hacia ella, sino hacia quienes la siguen. Hacia sus militantes, sus organizaciones, sus simpatizantes, su fidelidad inclaudicable. Mi envidia, sana pero envidia al fin, va para quienes no sienten hoy esa orfandad política que muchos otros sí sufrimos.
