Cualquiera que siga el fútbol argentino se puede dar cuenta que en los últimos años las casas de apuestas deportivas online coparon ese mercado. La publicidad de estos sitios están en todos lados: camisetas de varios equipos, redes sociales y hasta en las transmisiones oficiales de los partidos. De hecho, uno de los principales sponsors de AFA es una casa de apuestas deportivas online.
Desde 2018, las apuestas dejaron de ser reguladas a nivel federal y se trasladó a las provincias la decisión de intervenir o no. En el medio pasó la pandemia, y el encierro permitió crecer el negocio de las apuestas online. Actualmente son 17 las provincias que habilitan estos sitios, con la intención de evitar los ilegales, que por obvias razones pueden generar muchos más problemas. Pero no son reguladas.
De todas maneras, no se trata solo de un caso local. El mercado global de apuestas deportivas online mostró un crecimiento anual del 10,2% durante 2019-2022. El mercado estaba valorado en 27,08 mil millones de dólares en 2022, y se espera que alcance los 70,63 mil millones de dólares en 2029, según un estudio de Research & Markets.
Es muy llamativo el nivel de libertad con el que las casas de apuestas publicitan el juego, más que nada teniendo en cuenta la facilidad que se tiene para ingresar a estos sitios. No por el juego en sí, sino por las consecuencias que está generando. A un casino tradicional hay que ir y superar un ingreso, que está prohibido para menores de edad, y en este caso la prohibición es bastante más fácil de evadir. En un casino, además, está prohibido que haya cajeros automáticos, para evitar que el jugador se sobrepase. Con el celular, y sin regulaciones, no hay ningún tipo de barrera para nada.
Apuestas online, parte de un problema mayor
El vínculo entre el juego y la tecnología es precisamente uno de los puntos que más preocupa a los especialistas en ludopatía. De esto se desprenden varios otros problemas, porque la adicción al juego no es lo mismo que la adicción al juego virtual. Las pantallas hoy son el mundo entero. "Mucho tiene que ver con los cambios de paradigma que la pandemia profundizó", explicó la psicóloga Débora Blanca a Diario Con Vos.
La especialista en ludopatía aseguró que con la tecnología cambió el paradigma del dinero y del trabajo, y es clave para el auge de esta problemática: "Por ejemplo, la billeteras virtuales. Las apuestas online tienen bastante que ver con la posibilidad que los pibes tienen de manejarse con dinero que los padres les transfieren, y con eso comienzan a hacer las apuestas. Lo virtual tiene el riesgo de la pérdida de ciertas nociones, y el ludópata siempre pierde la noción del tiempo y el dinero".
Para Blanca, entonces, hay un claro nexo entre el juego online en adolescentes con la búsqueda de dinero fácil que se ve con el rechazo a los trabajos más convencionales, que requieren de muchos años para alcanzar lo que algunos pocos logran en un tiempo mucho menor. La persecución de ideales que se ven en redes sociales, como el famoso "sé tu propio jefe", que incluso a veces incluyen discursos que ridiculizan a aquellos que pretenden tener una vida en la que el dinero no es un fin en sí mismo. Discursos que pregnan mucho más en situaciones de crisis económica como la que atravesamos.
Todo esto confluye en un combo explosivo. Según la psicóloga, la edad pico en la que los adolescentes se meten en las apuestas es a los 14 años, mientras que después muchos buscan un trabajo que les permita un modus operandi similar: "Empiezan a pasarse al trading, pasan de las apuestas a la bolsa".
Tiene bastante sentido, sobre todo cuando la timba financiera es casi una política de Estado -literalmente- y los modelos a seguir de muchos chicos son multimillonarios como Elon Musk. La líbido puesta pura y exclusivamente en tener guita; el medio para acceder a el se convierte en algo secundario. Prima la inmediatez.
En este marco, y sobre todo en países como Argentina, el fútbol es un escenario ideal para promocionar las apuestas deportivas. Por eso se pueden ver sus publicidades antes, durante y después de cada transmisión de un partido, así como decenas de periodistas, streamers e influencers relacionados a este deporte lo promocionan en redes sociales. Todo el tiempo. Un bombardeo constante.

Los mismos clubes empezaron a firmar acuerdos de sponsoreo con estos sitios. Y muchos lo llevan actualmente en sus camisetas: Betsson en la de Boca y Racing, Codere en la de River (antes también en la de Lanús) y City Center en las de Newell's y Rosario Central. Hasta hace no mucho, Bplay estaba en las casacas de Vélez y Estudiantes. Esta última es además "la casa de apuestas oficial de la Liga Profesional de Fútbol". Por su parte, BetWarrior y BC game son algunos de los sponsors oficiales de la Selección Argentina.
Adicciones emergentes
El psiquiatra especializado en adicciones Federico Pavlovsky ve con preocupación estos mismos fenómenos, asi como varios otros relacionados al uso indiscriminado de dispositivos tecnológicos, y asegura que las apuestas son solo una parte de un problema mucho más grande. En este sentido, habló con este medio sobre lo que se denomina "adicciones emergentes". Se trata de "comportamientos sociales problemáticos, y en algunos casos adicciones", que son generadas por los avances tecnológicos, y que afectan enmayor medida a los chicos y adolescentes.
"La realidad social en este momento, lo que está pasando en los colegios, supera lo que los especialistas creemos o conocemos. Estamos en un shock cultural, es una situación muy confusa", alertó Pavlovsky. Mientras él y muchos otros profesionales estudian todas estas cuestiones (las mencionadas y otras, como el acceso a la pornografía a temprana edad y demás), asegura que lo que sí tiene claro es que "no es una lucha individual".
Lo que el psiquiatra ve es que "el nivel de desarrollo de fusión de tecnología y de neurociencia están en un nivel potencial de manipulación de los usuarios tan alto que la idea de que vos, como ser individual, te autoregules frente a esta maquinaria es casi una ilusión. Por eso es importante visibilizar, discutir, cierto escándalo social, las leyes, que estén metidos los políticos pero que después sigan trabajando, no que quede como un tema de agenda".
Volviendo a lo que tiene que ver específicamente con las apuestas, hay distintos proyectos de ley dando vueltas que buscan regular ese negocio, restringir un poco más el acceso a casas de apuestas online, sobre todo por parte de menores. Los dos que pisan con más fuerza fueron presentados por los senadores Agustín Maspoli y Lorena Mandagaran (UCR - Cambio Federal) en la Legislatura bonaerense, mientras que la diputada nacional del PRO, Silvana Giudici, hizo lo propio en el Congreso.
Ambos documentos incluyen medidas como el registro obligatorio con datos biométricos, la prohibición de publicidad dirigida a adolescentes, campañas de concientización y el envío de fondos para programas de prevención. Sería un comienzo. Ojalá no quede en la nada, como muchas veces termina pasando con este tipo de proyectos.
Qué implica ser ludópata
Ambos especialistas relatan distintos casos que conocieron de cerca, donde adolescentes desde los doce años en adelante empiezan a meterse en las apuestas online y terminaron con consecuencias muy graves. Por ejemplo, pibes que roban a sus padres para apostar, que llegan a niveles de endeudamiento que derivan en perder propiedades de su familia, meterse en otros tipos de adicciones como al alcohol, intentos de suicidio y hasta suicidios consumados. Pero en estos casos la ludopatía es incipiente, son pibes muy jóvenes que se metieron casi sin darse cuenta en todo este quilombo. Los ludópatas que arrastran esta enfermedad hace más tiempo, a veces, tocan todos esos fondos -y más- en distintos momentos de su vida.
Mateo (el nombre se cambió para preservar su identidad) hoy tiene 31 años, y lleva dos años y dos meses sin jugar desde que se acercó a Jugadores Anónimos (JA). Empezó a apostar a los 17, pero de la manera clásica: en casinos. Uno de los primeros comportamientos problemáticos que recuerda es robar a los invitados de la fiesta de 15 de su hermana. Le costaba socializar, se encerraba mucho, y el juego empezó a absorberlo.
A medida que el tiempo fue pasando, los problemas empezaron a crecer. Él trabajaba, pero su sueldo ya no alcanzaba, por lo que empezó a tomar créditos, a pedir plata a sus conocidos, y al no poder devolverla, la mentira era habitual para esconder todos estos problemas. Llegó un momento en el que no pudo esconderlo más y no tenía absolutamente ninguna fuente de dinero, por lo que pudo parar de jugar. Por un tiempo.
Al año volvió a caer. Ya tenía 24 años, y durante el parate se había acomodado bastante en su vida, pero la recaída fue peor que antes. Y enfatiza en eso: "Yo hoy estoy limpio, pero la adicción está ahí. No es que retrocede, queda en pausa, y se que el día de mañana puedo volver a caer y va a ser peor que la última vez".
Las 24 horas estaba pensando en el juego, se generaba un malestar constante que solo se reducía cuando jugaba, me anestesiaba
Cuando volvió a jugar empezó a mezclarlo con el alcohol, lo que lo hacía perder más nociones al momento de apostar. Pero también lo llevó a lo que más tarde se dio cuenta que eran intentos de suicidio, como salir manejando a alta velocidad y en contramano, tanto en en la ruta como en autopistas o cualquier calle de su ciudad. Ya para ese entonces no solo iba al casino todos los días, sino que no podía poner su cabeza en otra cosa.
"Estaba en el trabajo y pensaba en jugar todo el tiempo, y cuando no jugaba era también pensar en juego. Era pensar de dónde iba a sacar la plata para pagar, cómo cubrir las mentiras, cómo tapar las cagadas que me había mandado. Las 24 horas estaba pensando en el juego, se generaba un malestar constante que solo se reducía cuando jugaba, me anestesiaba", contó Sebastián a este medio.
Según sus palabras, estaba "muerto en vida", era como un fantasma. Empezó a llegar a su casa borracho, a maltratar a su pareja y hasta a pegarle a su hija de 4 años cuando perdía una apuesta. "El juego distorsionó todos mis valores", aseguró. Para ese momento llegó la pandemia, que le permitió poner nuevamente en pausa su adicción y concentrarse en un emprendimiento personal.
"Empecé a alivianarme psicológicamente, a sacar la carga que tenía en el cuerpo", dijo. Pero al empezar a salir del confinamiento conoció gente que lo introdujo en algo nuevo: las apuestas online clandestinas. "A los pocos meses me había tomado de tal forma, que yo ya la había perdido la noción al dinero. Era mandar un mensaje para cargar números. No era plata, eran números. Como no lo pagaba en el momento, entonces era menos real".
Al tenerlo tan a mano y hacerlo desde su casa, dependiendo el grado emocional que manejaba en determinado momento, hacía más o menos apuestas en un tiempo muy reducido. Así llegó a hacer entre hasta 700 apuestas en un día: "Llegué a estar jugando 48 o 50 horas, era exponencial la forma que crecía con el juego online porque era todo el tiempo, no había nada que me frene".
Como no había nada que lo frenara decidió hacerlo él, y estuvo a punto de quitarse la vida. Había preparado todo para ahorcarse, pero de repente se encontró en su cama acostado. No lo había hecho, no recordaba nada, pero de ese día salió con una certeza: ponerle fin a tanto dolor. Y hacerlo bien. Así fue como descubrió Jugadores Anónimos, asociación que le permitió, hasta el momento, llevar limpio más de dos años.
"Hoy todos los días practico ser una mejor persona con las herramientas que me da el grupo, con la experiencia que yo puedo compartir. Fueron once años de agonía, de pasarla muy mal, de mucho sufrimiento, muerte espiritual; y hoy estoy recuperando un poquito todo lo que lo que perdí. Pero es un camino, y hoy entiendo que es un camino para toda la vida. La adicción no me la voy a poder sacar nunca, pero sí la puedo detener y vivir una vida distinta si yo soy obediente", cerró.
La historia de Sebastián es la de muchos otros. Es verdad que el juego no es nuevo, y la adicción al mismo tampoco. Lo que sí es novedoso es este nuevo escenario donde las apuestas se mezclan con una vía de acceso distinto, en un contexto cultural diferente. Es, al menos, algo para prestar atención.
Si vos o alguien cercano tiene problemas con el juego, podés llamar a la línea de vida de Jugadores Anónimos (011) 154 412 6745 las 24 horas del día, los 365 días del año. La línea de escucha y asistencia es anónima y gratuita. Allí, se brindará atención, información y acompañamiento sobre juego compulsivo. Además, podés consultar también en www.jugadoresanonimos.org.ar