El exministro de Planificación y Obra Pública Julio De Vido pidió que el Partido Justicialista se organice alrededor de las internas partidarias previas a las PASO, para no repetir experiencias pasadas. También habló del documento de Cristina Fernández de Kirchner, el esquema de tarifas del Gobierno nacional y reivindicó el rol del ministerio que le tocó conducir y dejó de existir desde la presidencia de Mauricio Macri en adelante: “No veo que nadie en el campo nacional y popular esté reivindicando la necesidad de planificar y así estamos”, señaló en Diario Con Vos.
¿Cómo evalúa el Gobierno de Javier Milei hasta ahora?
Está haciendo lo que dijo que iba a hacer. Muchos advertimos las consecuencias. En el Congreso hay un déficit enorme, no solamente del oficialismo, que prácticamente no tiene legisladores y todo tiene que hacerlo a partir de la mala o buena voluntad de un sector más proactivo del peronismo y del PRO. Eso depende también de las propias necesidades a las que son sometidas los gobernadores y que después terminan acordando para pagar los sueldos, hablando mal y pronto, porque de ninguna manera hay una vocación de desarrollo del interior del país y las provincias desfinanciadas se encuentran en una suerte de ahogo. Muchos sucumben a la presión y otros no. Los menos. Me parece que el gobernador Quintela es un ejemplo en ese sentido. Es el que más está mostrando con medidas concretas, ha hecho una reforma constitucional en un momento tan difícil, con lo cual muestra claramente que hay por lo menos valentía y voluntad de enfrentarlo.
Milei suspendió todas las obras públicas, incluso las que estaban en ejecución, y aseguró que vamos a una iniciativa privada a la chilena. ¿Cuál es su opinión?
Por la experiencia que yo he tenido en el área durante más de 20 años entre Santa Cruz y Nación, hay obras grandes que, como en su momento fue la Panamericana, la que le dieron a Macri padre en su momento, de la Autopista del Sol, de la época de Menem, esa obra vos la podés encarar por peaje, no fue nuestra política, pero es legítimo que eso suceda. Es posible y factible, sería el término más preciso. Ahora, la pequeña obra de dos cuadras de cloaca, la pavimentación urbana de los barrios marginales, los procesos de replanificación y reurbanización de los lugares donde se han instalado villas precarias y demás, eso lo tienen que hacer los municipios, los gobiernos provinciales, y el Estado Nacional tiene, de alguna manera, la obligación de asistir financieramente para que esa realidad concreta de la infraestructura de todos los días no sea una utopía. En Chile, por ejemplo, toda esa serie de túneles y demás que se hicieron bajo el río Mapocho y demás en Santiago, socialmente también es un ejemplo de lo que es la obra financiada por capital privado, pero son obras muy grandes, con un recupero de capital muy rápido y seguro, no tiene riesgo.
¿Cree que se puede lograr un equilibrio entre el Estado y el sector privado en la planificación y ejecución de esas obras públicas?
En términos de realidad, está claro que el Estado no puede desaparecer. No hay ninguna experiencia. Es decir, todo esto de que el presidente se autoerige como el representante del anarcocapitalismo a nivel nacional, no hay un modelo internacional o global de anarcocapitalismo. Y después están las distintas escuelas de la derecha económica, liberales, neoliberales, las teorías de Rothbard, la escuela de Chicago, que acá la tuvimos en la época de (José Alfredo) Martínez de Hoz, los famosos Chicago Boys, que no le da viabilidad a los proyectos nacionales, solamente a los proyectos hegemónicos, al hegemón dominante.
¿Qué modelo de tarifas energéticas considera usted sería adecuado para la Argentina de hoy?
A mí me parece que la única salida es, primeramente, la recuperación de la soberanía del Estado sobre el manejo de las variables energéticas. Si tomamos a la energía como una mercancía -como si fuéramos a comprar un kilo de queso o una botella de vino- ese es el modelo que estamos teniendo ahora. (…) Si vos tenés energía y no pones la energía al servicio del desarrollo de la industria nacional, de los proyectos nacionales tecnológicos y de la biotecnia, evidentemente, lo único que haces es contaminar el territorio. Vos sacás gas, petróleo, lo vendés al mismo precio que el tipo que te lo compra, el que sale ganando es el que te lo compra, que paga lo mismo que vos y no tiene contaminación ambiental. Y paralelamente están desarrollando las baterías de litio y todos esos sustitutos de los combustibles fósiles que van a llegar en 20, 30 años, con lo cual los 200 años de teóricas reservas de Vaca Muerta van a quedar bajo tierra porque nadie va a invertir para eso. Tenemos que partir del costo de producción argentino, tenés que decir cuánto cuesta producir un metro cúbico de gas y de petróleo. A eso se le agrega qué plusvalía vos le querés asignar al que lo produce, el que lo explora, y qué gastos generales, o sea, qué sistema impositivo definas en el Congreso que tenés que tener. Ese es el costo.
¿Y cuál es su opinión sobre la tarifa plana que llega al usuario, a Doña Rosa, como quien dice?
A Doña Rosa la tarifa le tiene que llegar con el costo de la energía, más la plusvalía que tiene el que la produce, y a eso hay que cargarle el sistema impositivo, puede ser promocional o no.
¿Cómo evaluaría el manejo del área de Planificación y Obras Públicas bajo su gestión?
En realidad, desapareció. Fue un proceso de planificación federal, tal cual el nombre que tenía el ministerio o sea la base de la planificación era la coordinación del Estado nacional de las políticas de planificación de la obra pública y de todas las actividades que tenía el gobierno en una mesa de discusión en sistemas confederales con las provincias. El Estado Nacional financiaba una parte, otra los estados provinciales, otros los municipales. Lo cierto es que, de la inversión pública nacional, el 46% lo llevaron adelante los estados federales en forma descentralizada. Es decir, se hablaba de planificación centralizada, pero en marco confederado, ejecución descentralizada a través de los estados federales provinciales y municipales.
¿Cree que se ha hecho una evaluación justa de su gestión?
Lo que yo digo es que desapareció la planificación. Pueden ser las políticas que llevamos adelante nosotros o cualquier otra política. Pero vos tenés que tener un núcleo planificador del Estado, tanto a nivel nacional como la mayoría de las provincias tenían en ese momento. Tanto el gobierno de Macri como el de Alberto no repusieron el ministerio y yo no veo que nadie en el campo nacional y popular esté reivindicando la necesidad de planificar. Y así estamos. Si no planificás vos, planifica el que te controla o el que te domina. Pero la planificación siempre está, es como el aire.
¿Le sorprendió la denuncia por violencia de género de Fabiola Yañez contra Alberto Fernández?
No voy a opinar. Es un tema público por la resonancia, pero es un tema privado que tendrán que resolver ellos dos y la Justicia Penal.
¿Cuánto cree que afecta al peronismo lo que sucedió con Alberto Fernández?
Al peronismo lo que lo afecta es no tener propuesta política alternativa y tratar de querer generar propuestas que conforme los sectores medios que nunca van a votar al peronismo y de alguna manera olvidarse de nuestra base estructural. No comparto el sentido que le dio Cristina (Fernández de Kirchner) en su documento sobre que el peronismo está torcido, ella fue protagonista del proceso de conducción del peronismo de los últimos 20 años, así que si está torcido es porque lo condujo mal. (…) Sí coincido que está torcido porque no hay propuesta dentro de nuestra filosofía (…).
¿El gobierno de Fernández terminó siendo una oportunidad desaprovechada para el peronismo? ¿Qué responsabilidad tiene Cristina ahí?
Todos los que participaron en el gobierno tienen responsabilidad y si no hubiera sido por la decisión personal de Cristina, tal cual dijo en el video del 18 de mayo de 2019, seguramente no hubiéramos tenido un gobierno fallido, que es peor que malo, fallido es peor que mal. En realidad no tuvo ninguna política que podamos definir como exitosa.
¿Quién debería encarar la renovación para que el peronismo vuelva a ser representativo?
El peronismo tiene que entrar en un proceso de democratización interna, dado la debilidad estructural de las referencias que hoy tiene en términos políticos. Ninguno de nuestros dirigentes tiene más de un 20, 25% de apoyo popular concreto. La prueba está que hoy, a pesar de la política de ajuste y de miseria de este gobierno, el presidente sigue teniendo los máximos niveles de aceptación, inclusive la vicepresidenta (Victoria) Villarruel, la ministra (Patricia) Bullrich, están al tope de las preferencias de la ciudadanía, ¿por qué? Porque el peronismo no tiene propuesta propia. Me parece que para eso lo que debe definir la mesa que está conduciendo el partido, aunque lleve su tiempo, es promover que haya la mayor cantidad de candidatos posibles a una interna para la elección de autoridades que teóricamente sería el 17 de noviembre, yo no veo que eso vaya a suceder (…). Eso sería una catástrofe o el preludio de la catástrofe electoral que tendríamos el año que viene, y entonces sí quedamos absolutamente desarmados en el Congreso para enfrentar estas políticas.
¿El peronismo hoy está en condiciones de dar esos debates internos que contengan a los distintos sectores?
En los preludios de esta catástrofe, durante la conducción de (José Luis) Gioja del partido, se dijo: “La unidad hasta que duela”. Yo digo: debate hasta que duela. Hay que debatir a fondo y el partido tiene que tener autoridades democráticamente elegidas, no como el mamarracho que fue la elección de Alberto en su momento.
¿En qué lugar pone al gobernador de la provincia de Buenos Aires en la estructura del peronismo?
Yo tengo muchas diferencias con él, históricas, pero no vienen al caso. Me parece que lo que tiene que hacer es competir en esta interna, disputar la presidencia del partido y por supuesto manifestar a través de una propuesta cuál sería su proyecto para los tres años que faltan en la provincia de Buenos Aires. (...) Tenemos que hacer una interna partidaria para ver quién nos representa en las PASO. O sea, (…) tener el debate electoral de candidatura interna antes de las PASO. Eso daría una vida al peronismo que generaría espacio de discusión y dentro de la opinión pública una suerte de activación de una actividad política totalmente parada, porque al no haber conducción, no hay línea y si no hay línea, no hay política y no hay militancia posible.
¿Tiene diálogo con Cristina?
No, no en lo personal y en lo político tampoco.
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