Boca clasificó anoche a semifinales de la Copa Argentina tras vencer a Gimnasia en los penales, con un gran protagonismo del presidente xeneize Juan Román Riquelme, que intercedió en una masiva pelea entre su barra y la policía y evitó que el conflicto pasara a mayores.
La imagen más sorprendente de la noche sucedió en el entretiempo, cuando se picó todo entre las barras rivales que rompieron los alambrados del estadio Marcelo Bielsa, de Rosario, para ocupar la zona que los separaba y pelear directamente.
Entonces intervino la policía, que se posicionó para evitar el paso de los manifestantes de Boca, que empezaron a tirar proyectiles y a insultar a los uniformados, alineados con escudos.
La gresca era inminente y por eso, el presidente de Boca decidió intervenir personalmente -junto a Raúl Cascini, Marcelo Delgado y Marcelo Serna- para detener a la hinchada. Y tal como lo hacía para proteger el balón, esta vez Riquelme puso el cuerpo para evitar una pelea que, seguramente, habría dejado muchos lesionados y atentado contra el normal desarrollo del partido.

En una escena muy alejada de lo que tradicionalmente proyectan los presidentes de los grandes clubes, Riquelme se puso a la par de los referentes de la barra, Lana Gatica y a Topadora Kruger, para detener la pelea. Y en ese intento, incluso, recibió gas pimienta de la policía en su espalda, mientras forcejeaba con un alterado hincha.

Mientras tanto, la policía gaseó y se trenzó en una pelea con La 22, de Gimnasia, que también estaba alterada durante el entretiempo. Desde el cuerpo técnico y cuerpo médico del conjunto del Bosque acercaron agua para asistir a hinchas. De a poco, todos regresaron a sus lugares y Riquelme también retornó a su palco. Y el árbitro Jorge Baliño aceptó continuar un partido que, segundos antes, parecía condenado a la suspensión.




FOTOS: Nico Cardelo / UNAR PHOTO