La industria del cannabis medicinal y del cáñamo industrial es uno de los sectores más prometedores de la economía nacional, aunque todavía queda pendiente un fuerte desarrollo por delante para posicionarla como una actividad de peso en la generación de trabajo, ingresos y divisas, más aún con un Gobierno nacional que actualmente no impulsa a la actividad hacia su crecimiento.
Hoy existen unas 3000 asociaciones y ONGs que se encuentran produciendo cannabis medicinal para un número limitado de pacientes, pero el salto hacia una producción a escala de ambos cultivos, el establecimiento de una industria derivada y la creación de un mercado consistente tanto interno como externo, todavía se encuentran en ciernes, ya que el sector hoy está "paralizado" y con inversiones detenidas por la inacción de los organismos que deben regular la actividad: la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (Ariccame), que autoriza los proyectos productivos; el Instituto Nacional de Semillas (Inase), donde se registran las variedades; y el Registro de Programa Cannabis (Reprocann), dependiente del Ministerio de Salud, que autoriza la producción por parte de los pacientes o de terceros con fines medicinales.
Así lo advierte el presidente de la Cámara Industrial del Cannabis y el Cáñamo (Caincca), Luis Osler, en una entrevista concedida a Agro con Vos. El directivo aseguró que la actividad necesita "claridad jurídica, canales de diálogo y que el Gobierno active" para impulsar al sector, el cual puede generar una facturación potencial de US$ 840 millones anuales en el país hacia 2030.
¿En qué estado de situación está hoy la producción de cannabis medicinal y de cáñamo industrial?
La de cáñamo está en nada. Recién hace un mes salió la resolución 01/2024 de la Ariccame con la cual se abre la posibilidad de obtener licencias para granos y fibra para cultivarlo. Ahora no hay oficialmente cáñamo plantado, como tampoco variedades traídas de afuera ni variedades probadas de las registradas acá, que no son de cáñamo, sino de CBD. O sea, estamos en una etapa previa que veremos en qué termina, porque antes de esta resolución, para el cáñamo se necesitaba solo una autorización y ahora es una licencia.
Respecto al cannabis medicinal, existen muchísimos cultivos tanto en la modalidad "indoor", "green house", como así también exterior. Hoy hay 3.000 asociaciones ONGs que están cultivando en mayor o menor escala. Además, hay 56 proyectos de investigación que cultivan en grandes escalas y tenés a todos los que están, a partir de haber registrado genética, multiplicando semillas.
¿Cuál es el potencial que tienen estos dos cultivos y sus respectivas cadenas en nuestro país?
Respecto al cannabis, un estudio demuestra que para el mercado potencial medicinal se calcula un ingreso de US$ 840 millones aproximadamente y una recaudación de US$ 217 millones. Esto es en Argentina con una proyección a no más de cinco años. En un escenario ampliado estamos saltando a US$ 1.700 millones.
En ese estudio que nosotros presentamos en la Expo Cannabis se hace una comparación con tres jugadores del mercado estadounidense, que es el más importante del mundo. Se toman tres estados y solo una empresa dispensario de cannabis medicinal en forma de flor facturó US$ 1.300 millones teniendo el 20% del mercado.
En el mercado de cáñamo tenemos mucho menos para comparar, pero las grandes potencias que producen este cultivo tienen facturaciones muy interesantes, teniendo en cuenta que se lo puede diversificar hacia dos lados: por un lado granos, alimentos y aceite y por el otro la fibra, que sirve para telas, entre otros muchos usos. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que las tres grandes automotrices alemanas ya están comprometidas en que suplantarán las autopartes plásticas por aquellas hechas con cáñamo.
En Argentina el gran pum con eso son los laboratorios, aunque no tenemos en claro todavía hacia donde enfoca esta medida (resolución del 01/2024 del Ariccame): si es ser simples productores, como uno de soja, o generar un valor agregado, que sería lo ideal.
En el caso de los alimentos, la infraestructura para hacerlo casi está. Hoy un molino aceitero y harinero podría trabajar tranquilamente harinas y aceites de cáñamo, que tiene la mejor combinación de los tres omegas buenos en una sola planta.
¿Cómo es la estructura de producción del cannabis medicinal? ¿Está integrada y el mismo productor hace los aceites o se vende esa producción a laboratorios?
Ahí hay una maraña difícil de desenredar. Hasta que se intervino la Ariccame hace un mes, estuvo frenado todo, pero la idea era licenciar toda la cadena. O sea, que tengas producción, analíticas, laboratorios, logística, exportación y mercado interno y lograr complementar las dos llegadas al cannabis medicinal, que una es la vía farma hasta las ONGs dispensando a sus pacientes limitados.
No se avanzo nada en cuanto a la industria y hoy por hoy está todo el escenario, sobre todo en lo que confiere al THC, en manos de ONGs. No es lo ideal, pero es lo que hay.
Esto se da porque hemos vuelto a discutir sobre las bondades del THC, algo que está probado a nivel internacional por miles de papers sobre patologías. Sin embargo acá, en el plan que parece establecer el Gobierno, lo que ha hecho la Ariccame fue priorizar lo que más atrasado estaba, lo que ni había empezado y dejar para una segunda etapa solo CBD y esto a nivel salud sirve solo para el 5% de las patologías tratables con cannabis, mientras que del THC directamente no se habla y este abarca el 95% restante de las patologías. Para dar un ejemplo, todas aquellas enfermedades que generan dolor, son tratables con THC.
Tras la intervención de la Ariccame, aquellos proyectos que ya estaban autorizados, ¿Cuentan algún problema para su desarrollo?
Había 56 proyectos presentado y se otorgaron 8 licencias el día 8 y 9 de diciembre, antes de que termine el Gobierno anterior. Esas licencias eran provisorias y muchos no las aceptamos porque entendíamos que iban a ser por cinco años y lo que nos estaban autorizando a hacer ya no nos autorizaba el Inase, que era generar registros, multiplicar clones, etc.
Esas licencias otorgadas fueron reconocidas en la resolución 01/2024 hace un mes y caducan dentro de un mes, porque fueron licencias por un año. En el medio, ante la incertidumbre y aún teniendo esas licencias, (las empresas) no hicieron nada y ahora no tienen tiempo para hacer tampoco. Y otros tanto hicieron a medias y ya en un mes se termina la licencia. O sea, frenaron lo que se venía.
Tenemos grandes inversiones paradas, muchísimos invernaderos de calidad, con controles y laboratorios, están con sus funciones paradas y pagando los costos, y que hoy por hoy no saben si a fin de año cierran. Eso es a partir de la última resolución de Ariccame.
Yo tengo una consultora y hay pedidos constantes de entrada de inversiones desde el extranjero y nosotros no tenemos más que decirles que no hay seguridad para que pongan la plata que hay que poner.
¿Era necesaria esa intervención de la Ariccame?
Ariccame durante el anterior gobierno no hizo nada. Los que si hicieron fueron los organismos que tendrían que depender de la agencia, como el Inase que sacó una buena regulación para generar genética y Senasa intento tener un clúster para el traslado de flores... Eso pasó. Pero Ariccame lo único que hizo fue dar 8 licencias el último día.
Acá pasaron 10 meses de la intervención también sin hacer nada. En ese tiempo podrían haberlo utilizado para integrar el consejo federal, porque ya hay muchos proyectos independientes de las provincias al no haber una respuesta del Gobierno nacional. Las provincias saben que con esto generan trabajo, ingresos e inversiones y no están dispuestas a dejarla pasar.
Y ahora tenemos esto: pasó la categoría autorizaciones a licencias y solo en cáñamo.
En Expo Cannabis presentaron un documento donde hablaban sobre problemas burocráticos, de regulación y otros más que afectan a la actividad ¿Cuáles son los principales inconvenientes que atraviesa el sector?
Con cannabis medicinal tenemos dos ejes centrales para el desarrollo de la industria: por un lado están frenados en el Ministerio de Salud los Reprocann, que sin eso no tenés ONG´s, no tenés pacientes, no tenés acceso, ni tenés movimiento. Y por el otro lado, el Inase está totalmente inactivo.
Por lo tanto, durante todo este año, y más allá de que se cobraron las tasas, los impuestos y las estampillas por cada clon a vender, no salió ni un registro nuevo de genética con cientos esperando, no salieron licencias nuevas, no salió nada. Está paralizado.
Sin Inase y sin Reprocann ya estamos realmente mal.
¿Los llamaron desde el Gobierno para hablar o consultarles algo?
Nosotros, ni bien se dio la intervención, pedimos una reunión y nos la dieron muy rápido. Nos mostraron su escenario, que es el que cuento, y fue "estoy es lo que hay, hasta luego". Ahora estamos tratando con otras cámaras, como ArgenCann, para ir juntas, porque más allá de las diferencias que se dan por ser un sector muy heterogéneo, el objetivo común es muy claro.
En este mundo del cannabis tenemos votantes de todos los colores, pero todos pensamos igual, porque tenemos muchas décadas en esto y tenemos muy claro a dónde queremos llegar y los beneficios que traería para el país en ingresos, entrada de divisas y generación de empleo.
Básicamente, necesitan que el Gobierno active
Necesitamos claridad jurídica, canales de diálogo y que el Gobierno active.
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